La película Matrix, estrenada en 1999, es considerada una obra de culto y un hito en la historia del cine de ciencia ficción. Dirigida por los hermanos Wachowski, la cinta presenta una trama compleja que combina acción, filosofía y simbolismo en una historia que explora temas como la realidad, la libertad, el destino y la lucha contra la opresión. La película está basada en una reinterpretación del mito platónico de la caverna, en el que unos prisioneros encerrados desconocen su condición y solo ven sombras de la realidad, hasta que uno de ellos se libera y busca la verdad. La trama gira en torno a Neo, un programador de computadoras que descubre que su realidad es una simulación creada por máquinas inteligentes que han esclavizado a la humanidad. Junto con Morfeo y Trinity, Neo se une a la resistencia para luchar contra las máquinas y liberar a la humanidad de su dominio. La película ha sido alabada por su innovadora técnica visual, sus escenas de acción espectaculares, así como por su compleja trama filosófica, que ha generado numerosos debates y análisis críticos. En este documento se explorarán algunos de los temas y símbolos presentes en la película, así como sus implicaciones filosóficas y éticas.
Análisis
Aunque en el mito no se explicita cómo un prisionero escapa, aquí parece que se quisiera indagar un poco más en el tema, reflejando la vida internáutica de Neo, aunque ello no ofrece mayores consecuencias filosóficas. La verdadera realidad, además, cuando Neo toma la pastilla, se muestra como una pérdida, o quizá mejor un “más allá” del conocimiento sensitivo: su cuerpo se transforma. Cuando aparece en esa otra realidad, al igual que en la referencia platónica, Neo no puede usar sus ojos, la luz de ese otro mundo le ciega, “porque nunca los ha usado”.
El filme es un replanteamiento del tema a partir del fenómeno de la realidad virtual. Los juegos de ordenador, las simulaciones espaciales… La indistinción realidad-sueño fue planteada, con todas sus consecuencias epistemológicas, por Descartes.
Matrix presenta, además, algunos dilemas morales importantes, que pueden plantearse desde distintas perspectivas. Veamos algunos:
El principal: ¿qué es mejor, aceptar una verdad amarga o disfrutar de una mentira placentera? Es más, ¿dónde está la clave para distinguir una de otra? Solemos a ser más cartesianos en nuestra tendencia a sustancializar y buscar una realidad exterior. Hume es más radical en los límites, ya que pone al conocimiento: solo nos constan nuestras impresiones. “Bienvenido al desierto de lo real”, dice Morfeo. ¿Es así, está desierta la realidad? Es un planteamiento muy fenomenológico. También Mouse dice que el ser humano se define por sus impulsos. Aunque él se refiere a los físicos (perspectiva muy nietzscheana) yo planteo otro tipo de pulsiones, entre las cuales está también la pulsión de verdad. Quizá no siempre (casi nunca) pese más que otras, pero me parece innegable negar que el ser humano la tiene, y ello nos lleva a concebir una necesaria realidad fuera de nosotros.
Otro gran debate que plantea la película gira en torno al problema de la libertad y el destino. Podemos desglosar al menos dos preguntas:
¿Somos realmente libres?
¿Qué es la libertad?
La primera se plantea especialmente en torno al oráculo. De antemano sabía que Morfeo lo encontraría, que Trinity (la co-protagonista) se enamoraría de él… Sabe de antemano que Neo es el “elegido”, pero se ve obligada a mentirle (al menos, a ocultarle la verdad) para que se cumpla ese destino. ¿Se puede entonces controlar el destino? El destino lleva a Neo a donde le lleva: a ser él quien controle el suyo propio.
El tema de la voluntad es crucial. Frente a nuestra voluntad (y a menudo contra ella) solemos chocarnos con el destino, la fatalidad. El ser humano, en este mundo, está sometido a unas leyes físicas de las que es imposible escapar. Desde el “más allá” (el mundo real) se les puede matar, desenchufándoles. En nuestro mundo, parecemos sometidos a “fuerzas ocultas” o designios que no comprendemos y que no podemos eludir. Ser dueños de nuestro destino, someter nuestra vida a nuestra voluntad, pasa por la comprensión de las leyes que rigen el mundo. En el dominio de la naturaleza ha resultado obvio. ¿Puede extenderse más allá del dominio de ese determinismo natural?
En cuanto a la segunda pregunta, Neo y Trinity argumentan con Cypher en sendas ocasiones que Morfeo “les ha liberado”. ¿De qué libera exactamente? ¿De qué somos esclavos? Es, de nuevo, el problema de los esclavos de la caverna: ¿nos esclavizan las apariencias? ¿Qué grado de esclavitud tienen los que manipulan las figuras que generan sombras? En este sentido, la película ofrece casi tantas interpretaciones como el propio mito. Las creencias sobre la realidad (incluyendo las leyes de la naturaleza), ideologías, religiones… aparecen como condicionantes para la búsqueda de una verdad más compleja y, sobre todo, más allá de las apariencias. La respuesta platónica es clara: de lo que debemos liberarnos es de la mentira y la apariencia. La verdadera libertad está ligada a la verdad. Pero la verdad no es siempre placentera, lo que sí es es difícil de encontrar. Lo bello es difícil. Y los placeres de Circe o los brazos de Calipso son tentaciones demasiado fuertes para abandonar el camino.
Otros debates éticos que se pueden derivar serían el del dominio de las máquinas sobre el ser humano —fundamentado en la analogía de la mente con el ordenador—, que cuestionan la definición misma del hombre como ser racional, es decir, si la razón es su esencia o si la razón es solo algo que posee. Si antiguamente esta se presentaba como la clave para distinguirnos de los animales, ahora la necesidad de distinguirnos de las máquinas privilegia los sentimientos como definitorios de la naturaleza humana. Quizá la esencia humana, como ser distinto a las máquinas, solo puede salvarse identificando al hombre con su voluntad.
Pero dejamos ahora la reflexión sobre estos dilemas, más aptos para ser debatidos. Vamos a ir señalando las alusiones y símbolos que aparecen en la película.
Alusiones y
símbolos utilizados
Sobre el tema de la “otra realidad”, hay, al menos, las siguientes alusiones literarias:
Alicia en el país de las Maravillas, de Lewis Carroll (“sigue al conejo blanco”), sería interesante referirse aquí también a Alicia a través del espejo, por el mayor paralelismo que ofrece la realidad especular con la virtual: parece que, tras el cristal que separa nuestro mundo del de detrás del espejo o pantalla, hay un mundo funcionando, al margen de mi percepción.
El mago de Oz, de Lyman Frank Baum (alusión al mundo de Oz y el camino que ha de seguir Dorothy), más célebre por su adaptación en la película del mismo nombre.
Personajes
y símbolos religiosos
El elegido
Aquellos que conocen el mundo verdadero, es decir, los iniciados, denominan así a su peculiar versión de un mesías que salvará al mundo de sus tinieblas. Neo (nuevo nombre que recibe tras su incursión en esa otra realidad) es presentado de esta forma, y se le considera destinado a salvar el mundo. Como suele suceder con este tipo de personajes, es inconsciente de su papel, y su origen es distinto al que pensaba. Cuando lo descubre, es cuando descubre su papel y se convierte, realmente, en elegido para salvar el mundo. Papel similar cumple Moisés en el Antiguo Testamento, aunque más claramente se alude a la esperada llegada de Mesías vaticinada por los judíos. En la tradición cristiana, el Cristo será Jesús de Nazaret, ese mesías largo tiempo profetizado.
Cifra
En el original inglés, Cypher ¿Alusión a Lucifer? Representa, en efecto, al “ángel caído“. Chypher elige volver a Matrix, caer de nuevo en la placentera prisión. El significado de la palabra “cifra” puede llevar la atención también hacia alguna interpretación relacionada con el mundo virtual: es una cifra más dentro de la “matriz” matemática que compone esa realidad creada y simulada a partir, precisamente, de cifras, de un sistema binario. La cuestión es que se plantea amante de los placeres, de la sensualidad. No solo nuestra tradición religiosa, también el orfismo presente en Platón plantea esa caída del alma, esa inmersión en la materia, a partir del enamoramiento de lo material por parte del caballo negro en ese magistral mito del carro alado.
Morfeo
En la mitología griega, hijo de Hipnos, dios del sueño, y de la Noche. Su nombre (morphē, forma) se relaciona con su función de asumir formas humanas en los sueños de los hombres. El papel de este personaje aquí es similar en cuanto se presenta, como desde otra realidad hipnótica, a Neo en su mundo. La alusión al sueño aparece en varias ocasiones: cuando Neo pregunta al principio al cliente de grabaciones pirata si alguna vez ha tenido un sueño que pareciera muy real; cuando el mismo Morfeo habla a Neo de lo relativo de considerar más real el sueño o la realidad (ambos, al fin y al cabo, se experimentan igual, un fenómeno que empleó Descartes).
Trinity
El nombre evoca directamente la Trinidad cristiana. Como personaje femenino, cumple un papel complementario al de Neo. Es obvio que el personaje está ideado para ser el contrapunto femenino del héroe, como no podía ser de otra forma en una película de acción, pero el nombre no deja de ser una referencia a un papel simbólico más allá.
Otros nombres
Smith: el herrero. En la misma saga se relaciona con un pasaje de Isaías 54:16: he creado al herrero que sopla las ascuas en el fuego y crea un arma para su trabajo; he creado al destructor para destruir. El herrero aparece en la mitología griega como Hefesto, en la egipcia el dios Ptah es el creador artesano del mundo. Es frecuente que los dioses paganos se demonicen, aunque las alusiones pueden ser puramente bíblicas. También es el nombre más usado en la cultura anglosajona para referirse a “uno cualquiera” (en su pelea con Morfeo este le dice que “para mí eres solo uno más”).
Mouse: clara alusión al ratón del ordenador. Su aspecto recuerda a un fauno o un sátiro. Personajes que representan la sensualidad de la naturaleza y su fertilidad. Mouse es quien le habla a Neo, precisamente, de esa sensualidad (diseña a la “mujer de rojo“) y defiende que la naturaleza humana se define por sus impulsos.
Switch: interruptor. su relación con la tecnología es obvia.
Apoc: iniciales de Apocalipsis.
Nabucodonosor: el nombre de la nave (Nebuchadnezzar) es otra referencia bíblica: rey babilonio que conquistó Judá y destruyó el templo de Jerusalén.
Agua
Neo aparece, en su acceso al “otro mundo” surgiendo de las aguas, símbolo del renacer, por el bautismo, por connotaciones freudianas y por un simbolismo arcaico universal (líquido amniótico; océano primordial…). Neo “nace” a la vida real saliendo de esa especie de útero o “matriz” en que se encuentra atrapado, como un feto, dentro de una especie de líquido amniótico. La similitud órfico-platónica es evidente. En este caso, se invierte el proceso que se describe en el mito del carro alado: Neo parece que nace a la realidad, no que cae en un cuerpo; en vez de olvidar su verdadera naturaleza, la descubre. Platón cuenta cómo el alma, en su caída, bebe de las aguas del Leteo, el río del olvido, y así nacemos sin recordar ese mundo arquetípico del que venimos.
El pecado de los hombres
Morfeo explica a Neo que, en la época en que se inició su lucha con las máquinas, al llevar al extremo se creación de la Inteligencia Artificial, los hombres “arrasamos el cielo”, clara alusión a la soberbia humana que en todos los mitos concluye con un castigo divino, como en el Diluvio universal. El conocimiento nuevo siempre ha asustado al ser humano; hay algo de miedo en la creencia de que robamos algo a los dioses; Adán y Eva comieron de la manzana del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal; la Torre de Babel simboliza un intento de los hombres de acceder a ese cielo divino; Prometeo robó el fuego a Zeus para dárselo a los hombres, y tanto el titán como la humanidad fueron castigados por ello. La lista de mitos donde se castiga esa soberbia es bastante larga.
Sión
Aparece como el nombre de la última ciudad humana. Juega el papel de “tierra prometida”, como lo juega dentro de la religión judía, una de cuyas corrientes, el sionismo, toma su nombre de la concepción sacralizada de esta ciudad.
Conócete a ti mismo
En la película, en latín, temet gnosce. En el original griego: gnosce s’autón. Se trata de la inscripción que aparecía en el frontispicio del oráculo de Delfos, como símbolo supremo de la sabiduría y del sentido de la vida. Es un elemento tomado de la religiosidad griega. En la película tiene un papel evidente: Neo tiene que saber de verdad que es el elegido, conocer todas sus potencialidades para poder ejercerlas. No basta con que lo crea, el conocimiento tiene que ser algo más profundo. Así es como consigue vencer a Matrix.
La religiosidad hindú
Esta forma de pensamiento místico y religioso también queda retratada. Los niños que aparecen en la antesala del oráculo llevan una vestimenta que recuerda la estética de los monjes budistas. Su enseñanza es reveladora: “no intentes doblar la cuchara, porque es imposible […] Tienes que aceptar la verdad: que no hay cuchara. Entonces comprenderás que eres tú mismo quien se dobla”. La filosofía vedanta habla del “velo de Maya”, la ilusión de los sentidos que oculta la verdad. Esta propuesta es puro idealismo: es la mente la que crea y domina la materia, la única que, frente a esta, es real.
La Inteligencia Artificial: nuevas y clásicas inquietudes
Es ya un tema muy recurrente presentar el futuro como un mundo distópico, donde la tecnología domina al hombre y le somete. En las inquietudes que genera el desarrollo de la IA encontramos dos tendencias opuestas: una optimista, viendo en ella no solo las capacidades de mejora que da a nuestra especie, sino también la superación de la misma (el transhumanismo es su expresión más patente, una corriente de corte filosófico-religioso, que aglutina conocimientos de muy distintas disciplinas) y otra pesimista, negativa, que augura el fin de nuestra especie a manos de unos seres fríos, sin emociones, y tremendamente más inteligentes que nosotros. Nuestra ansia de superación, incluso de inmortalidad, es un clásico del espíritu humano, al igual que lo es la demonización de lo nuevo y desconocido, por el miedo que suscita, y su identificación con el pecado y el temor al castigo.
Otras alusiones y sugerencias
Lo que citamos a continuación no es entendido necesariamente como producto intencional, pero, sean o no intencionados estos otros elementos que sugiere la película, es interesante percatarse de ellos.
La persecución inicial de Neo tiene fuerte sabor kafkiano: no sabe por qué le ocurre eso (“no soy nadie; no he hecho nada”). La vida que lleva, y que conocemos por la descripción que hace de ella su carcelero-interrogador en las primeras escenas, es de lo más vulgar e inofensiva, y, sin embargo, se ve envuelto de repente en una situación de pesadilla, acosado, recibiendo mensajes de un móvil que no sabe de dónde viene, que le presenta una situación de peligro extremo.
El mundo de la “verdad” es opacado, ocultado tras una pátina sensual de impresiones placenteras. Esto, según explica Morfeo, “paraliza a la humanidad”, porque “impide la rebelión”. El paralelismo con la concepción marxista de la ideología, en sentido negativo, es manifiesto, y más en concreto con la religión como “opio del pueblo”.
El tema del oráculo está plagado de referencias. Lo más representativo es ese “temet gnosce” pero hay otras referencias interesantes. .Por poner unos ejemplos, nada más entrar en el edificio se ve sentado a un anciano de barba blanca con un bastón, ciego. Recuerda enormemente a la figura del sabio Tiresias, personaje de la mitología griega con capacidad profética; para los griegos la ceguera representaba no una mera carencia, sino una renuncia a ver con los sentidos en pro de ver con el alma (tema muy platónico, que explica también el mito de Edipo). La sacerdotisa que les abre la puerta, el niño budista, hasta el hecho de que la pitonisa esté en la cocina (el fuego sagrado, el lar) y que fume.
En la película encontramos también una crítica a la naturaleza mezquina de la humanidad: hubo un tiempo en que se creó una primera Matrix, según narra el agente Smith, en que todo era perfecto. Pero no funcionó. Se plantearon fallos en el programa, pero lo cierto es que parece que el ser humano necesita inseguridad, sufrimiento. Llega a afirmar que su verdadera naturaleza no es la de un mamífero, sino la de un virus, ya que agota los recursos del medio en que se encuentre y tras ello ha de buscar otros lugares que explotar.
Esa humanidad, en su mayoría, tiene una dependencia radical de Matrix: no serían capaces de aceptar la verdad, de enfrentarse a ella. La ignorancia previa, el esfuerzo que implica el conocimiento y la comodidad que implica esa ignorancia en la que nacemos (a la que Cifra desea volver y que identifica con la felicidad) son los factores que hacen que la humanidad no pueda despertar de su estado prisionero de letargo. De forma más radical, la traición de Cifra obedece a la falta de asunción de esa renuncia a la comodidad y los placeres —aunque sean ficticios— tan dura de aceptar.
El “conócete a ti mismo”, simplemente señalado en la película, utiliza una máxima de sabiduría que bien puede interpretarse (aunque en la película no se haga) como el medio de romper las cadenas, la clave de acceso a esa otra realidad, la verdadera, que nuestros sentidos opacan.
El tema del conocimiento y de los sentidos, de resabios tan claramente órficos y platónicos, es un clásico del pensamiento humano. Si bien Platón presenta los sentidos como una especie de guía o apoyo para emular el verdadero conocimiento que nos lleve al mundo real de las ideas, en el Orfismo es indudable que los sentidos están de algún modo demonizados; en efecto, el cuerpo se presenta como “cárcel del alma”, y en cuanto tal, fuente de todo tipo de impurezas que nos impiden acceder a nuestra verdadera naturaleza espiritual. Muchas interpretaciones y costumbres religiosas de diversas corrientes tienden a destacar esta misma visión denostada del conocimiento sensual. Aristóteles hará una reflexión más desapasionada y analítica sobre la relación de los distintos tipos de conocimiento, pero será en la Edad Moderna cuando el trasfondo gnoseológico de la cuestión adquiera mayor protagonismo, con el enfrentamiento entre el Racionalismo, con Descartes como más radical defensor, y el Empirismo, con Hume como máximo representante.
Antecedentes cinematográficos
No era la primera vez que se planteaba en el cine el tema de la realidad virtual (Desafío total / 1990) o el de las máquinas que superan al ser humano (Blade Runner / 1982) y menos el de la realidad oculta o, cuando menos, otra realidad (adaptación de Alicia en el país de las maravillas, El mago de Oz, Rogger Rabbit y la incursión del mundo de los “dibus” en el de la naturaleza, la incursión uno en otro del mundo real y el cinematográfico en La rosa púrpura del Cairo). En la actualidad, el tema ha dado mucho más de sí, habiendo numerosos ejemplos de este asunto como inspiración (Inception, Shuter Island, etc.).
La inclusión de las artes marciales en el cine es demasiado prolífica para mencionarla, y en cualquier caso poco relevante. Pero podemos ceñirnos al retrato de cierto modo de entender el mundo como interpretable y vivible desde otro plano donde las leyes de la naturaleza pueden vadearse, se destaca cierta relación entre el cuerpo y la mente, muy asociada a la filosofía oriental y ejemplarizada en las artes marciales en las figuras de los guerreros samurais. Como muestra de este trasfondo podemos mencionar películas como Tigre y dragón (Columbia Pictures / 2001), muy retratista de ese modo de concebir el mundo de esos legendarios guerreros, y la trilogía de La guerra de las galaxias (las primeras), inspirados en una obra japonesa, inspiración que en sus secuelas se queda en los meros límites de la estética.
Pero el planteamiento de Matrix sigue siendo único, en cuanto que lo que parece fantasía (que hay mucha, especialmente en esas capacidades de movimiento cuando luchan) de algún modo está enlazado con una realidad posible. El desarrollo de la Inteligencia Artificial y la posibilidad de transformar el cuerpo humano (que aunque aún no sea posible del todo deja muchas puertas abiertas a la imaginación) da pie a cierta pátina de credibilidad que implica más al espectador.
Antecedentes literarios
Los anteriormente mencionados están explícitos. Pero el tema de la existencia de dos realidades y la incursión de una de ellas en la otra es muy antiguo. El especial estudio del espíritu humano, la diversidad de sus inquietudes y anhelos y sus distintos modos de conocer e interpretar cada faceta del mundo que aparecen en El Quijote son quizá el más destacado y profundo antecedente en este tema.
Muy directamente relacionado nos encontramos también con el conflicto existencial de Segismundo en La vida es sueño, de Calderón de la Barca; o ese “ser o no ser” del monólogo de Hamlet. Y sobre la aceptación de la realidad falsa, pero placentera, recordemos lo que dice el prisionero de La máscara de hierro, de Alejandro Dumas: Dios mío, dame al menos sueños hermosos.
Antecedentes filosóficos
Platón
La relación es obvia, en cuanto el tema es una versión del mito de la caverna (ver en libro VII de La República). La verdad se oculta tras el velo de la apariencia de los sentidos. Los apetitos carnales, sensitivos, nos alejan de la verdad. En la película, Neo comete el error, en el simulador, de dejarse llevar por la visión de la chica rubia. Su lujuria, en Matrix, le hubiera costado su salvación. Por otro lado, cuando están comiendo todos juntos en la realidad, la comida no cumple más función que la de nutrir. Los placeres sensoriales (el sabor, el aroma: eso que tanto aprecia Cifra al saborear ese filete artificial) solo se disfrutan en el mundo ilusorio de Matrix, pero no son reales.
Pero también va más allá de Platón. Para este, es obviamente deseable desprenderse de esta “cárcel del alma” que es el cuerpo. El mundo de las ideas es indiscutiblemente superior. Pero en Matrix queda patente que no hay garantías de que la verdad sea placentera. “Bienvenido al desierto de lo real“. En efecto, frente al idealismo platónico, aquí se plantea el tema de un modo más fenomenológico: qué significa “ser real”.
Sigamos con Descartes. La película comienza con la incómoda constatación de Neo de esa indistinción realidad-sueño. ¿Cómo sabemos si estamos soñando o no? Aunque Descartes no ofrece solución satisfactoria (el recurso a Dios es posterior al cogito ergo sum), en todo momento postula el dualismo entre lo real y lo percibido.
Frente a esta postura, Hume, también desde una perspectiva gnoseológica, supera esa dualidad haciendo de las impresiones (los datos sensoriales) el límite de todo conocimiento. Esta postura está más cercana a la conversación en que Morfeo plantea a Neo cómo definir lo real: si real es lo que sentimos y percibimos, la realidad pueden ser ondas cerebrales, impulsos nerviosos.
Heráclito dijo que la única diferencia entre el sueño y la realidad es que el sueño no es compartido por todos. ¿Y si todos compartiéramos el sueño de una matrix? La caverna platónica. ¿Cómo saber cuál es la “verdadera realidad“? Este sería el planteamiento cartesiano. Hume se plantearía más bien: ¿tiene sentido esta pregunta?
Otro antecedente del dualismo realidad-apariencia es Kant. El famoso filósofo de Könisberg establece una clara distinción entre fenómeno y noúmeno. El primero es lo que se manifiesta, lo que se aparece a los sentidos (del griego fainomai, aparecerse). El segundo, lo que las cosas son en sí. Pero en Kant la realidad se vuelve inaccesible al conocimiento humano: es imposible alcanzar la realidad tal y como es (la “cosa en sí”), puesto que el conocimiento es una forma de procesar la realidad de modo que esta se me pueda mostrar siempre, pues, como fenómeno.
En definitiva, Matrix se ha convertido en una de las películas más emblemáticas de la reflexión filosófica y más actual en cuanto a su formato: conjuga la épica y el simbolismo con que se inicia la aventura del pensamiento humano con la narración audiovisual y la exploración del uso de las nuevas tecnologías. De este modo, lo nuevo se enraíza en lo antiguo, en lo primigenio, permitiendo esa reflexión sobre las inquietudes que definen la naturaleza del ser humano.