Antonio Machado Ruiz (Sevilla, 26 de julio de 1875-Colliure, 22 de febrero de 1939) fue un poeta español, el más joven representante de la generación del 98. Su obra inicial, de corte modernista (como la de su hermano Manuel), evolucionó hacia un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación casi taoísta de la existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría popular más ancestral. Dicho en palabras de Gerardo Diego, «hablaba en verso y vivía en poesía». Fue uno de los alumnos distinguidos de la Institución Libre de Enseñanza, con cuyos idearios estuvo siempre comprometido. Murió en el exilio en la agonía de la Segunda República Española.
Filosofía
Machado fue un apasionado lector de filosofía, como le confiesa a Ortega y Gasset, y especialmente a partir de la muerte de su mujer (1913) sus lecturas son sobre todo de obras de pensamiento: Platón, Leibniz, Kant, Bergson, y sus coetáneos Unamuno y Ortega, figuran entre los autores más releídos. De Bergson, como nos recuerda García Castro, toma (quiero decir que piensa como suyas) las nociones de espacio, tiempo psicológico, duración, movimiento e inmutabilidad y la controvertida y fundamental en ambos pensadores idea de intuición. Machado, socrático, piensa que la razón es común a todos y que existe una objetividad. El diálogo, la afirmación del otro, se constituye pues en el elemento radical que hace posible el pensar. Ahora bien, el pensar metafísico se apoya en abstracciones, en categorías cuantitativas que han de prescindir necesariamente, según Machado, de lo cualitativo. El pensador prescinde de la realidad para pensarla, y lo que nos ofrece es el reverso de la vida. Los conceptos prescinden del tiempo, cualidad que otorga a la realidad su fluidez: una continuidad vital. Lo que es está asistido por el tiempo. Por eso, para el poeta pensar es ir de calleja en calleja hasta llegar a un callejón sin salida. La desrealización de la realidad, que permite la abstracción, nos lleva a la pérdida de la intuición de la temporalidad, sin la cual, según Machado, no hay peces vivos. Machado no creía que el pensar y el cantar (poesía) pudieran coincidir. El ser es lo heterogéneo, y el pensar lógico es homogenizador. No obstante, Machado está lejos de negar la necesidad de la abstracción: “Son vacíos los conceptos sin intuiciones, y ciegas las intuiciones sin los conceptos”, afirma tomando, sin citar, la frase de Kant. Pero, como afirma García Castro en su ensayo, “la lógica poética procura evitar todo enredo especulativo o cualquier dimensión desnaturalizadota de la realidad para dirigirse, no al cogito, sino al hombre completo que vive, que sueña, que es capaz de darse y comunicarse cordialmente con lo otro”.
Sobre su Ideología
Machado exponía en su biografía: Creo que la mujer española alcanza una virtud insuperable y que la decadencia de España depende del predominio de la mujer y de su enorme superioridad sobre el varón. Me repugna la política donde veo el encanallamiento del campo por el influjo de la ciudad. Detesto al clero mundano que me parece otra degradación campesina. En general me agrada más lo popular que lo aristocrático social y más el campo que la ciudad. El problema nacional me parece irresoluble por falta de virilidad espiritual; pero creo que se debe luchar por el porvenir y crear una fe que no tenemos. Creo más útil la verdad que condena el presente, que la prudencia que salva lo actual a costa siempre de lo venidero. La fe en la vida y el dogma de la utilidad me parecen peligrosos y absurdos. Estimo oportuno combatir a la Iglesia católica y proclamar el derecho del pueblo a la conciencia y estoy convencido de que España morirá por asfixia espiritual si no rompe ese lazo de hierro. Para ello no hay más obstáculos que la hipocresía y la timidez. Ésta no es una cuestión de cultura —se puede ser muy culto y respetar lo ficticio y lo inmoral— sino de conciencia. La conciencia es anterior al alfabeto y al pan.
Algunos poemas:
Campos de Castilla, 1912
I
Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
Nunca perseguí la gloria
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción;
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse.
XXIX
Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
Caminante, son tus huellas
el camino, y nada más;
caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
CXXXVI
Tiempo filosófico
Nuestras horas son minutos
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
cuando esperamos saber,
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
CXXXVII
Parábolas
I
Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía...
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
Pero el niño se hizo mozo
y el mozo tuvo un amor,
y a su amada le decía:
¿Tú eres de verdad o no?
Cuando el mozo se hizo viejo
pensaba: Todo es soñar,
el caballito soñado
y el caballo de verdad.
Y cuando vino la muerte,
el viejo a su corazón
preguntaba: ¿Tú eres sueño?
¡Quién sabe si despertó!
Reflexiones filosóficas de vida única en su cantar:
- En el corazón tenía la espina de una pasión. Logré arrancármela un día: ya no siento el corazón.
- Para dialogar, preguntad primero; después... escuchad
- Todo lo que se ignora, se desprecia
- Tengo a mis amigos en mi soledad, cuando estoy con ellos, qué lejos están
- Todo necio confunde valor y precio
- Aprende a dudar y acabarás dudando de tu propia duda; de este modo premia Dios al escéptico y al creyente
- Benevolencia no quiere decir tolerancia de lo ruin, o conformidad con lo inepto, sino voluntad de bien
- Hombres de España, ni el pasado ha muerto ni está el mañana, ni el ayer, escrito
- La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos
- Ayudadme a comprender lo que os digo y os lo explicaré mejor
- Es propio de hombres de cabezas medianas embestir contra todo aquello que no les cabe en la cabeza
- En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa
- En política sólo triunfa quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien pretende que sople el aire donde pone la vela
- Los conceptos son de todos y se nos imponen desde fuera; las intuiciones siempre son nuestras
- ¿Tu verdad? no, la verdad y ven conmigo a buscarla. La tuya, guárdatela
- ¿Dijiste media verdad? Dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad
- Huid de escenarios, púlpitos, plataformas y pedestales. Nunca perdáis contacto con el suelo; porque sólo así tendréis una idea aproximada de vuestra estatura
- En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda, sólo se gana lo que se da
- Dichoso el que olvida el porqué del viaje y, en la estrella, en la flor, en el celaje deja su alma prendida
- Ni vale nada el fruto cogido sin sazón... Ni aunque te elogie un bruto ha de tener razón
- Siempre que trato con hombres del campo pienso en lo mucho que ellos saben y nosotros ignoramos, y en lo poco que a ellos importa conocer cuánto nosotros sabemos
- En mi soledad he visto cosas muy claras que no son verdad
- En preguntar lo que sabes, el tiempo no has de perder... Y a preguntas sin respuesta ¿quién te podrá responder?
- Nadie debe asustarse de lo que piensa, aunque su pensar aparezca en pugna con las leyes más elementales de la lógica.
- La alegría consiste en tener salud y la mollera vacía
- Uno de los remedios más eficaces para que las cosas no cambien nunca por dentro es renovarlas constantemente por fuera
- De lo que llaman los hombres virtud, justicia y bondad, una mitad es envidia, y la otra no es caridad
- Los que están siempre de vuelta de todo son los que nunca han ido a ninguna parte
- Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos, caminos sobre la mar
- Es el mejor de los buenos quien sabe que en esta vida todo es cuestión de medida: un poco más, algo menos…
- Hoy es siempre todavía
- Caminante no hay camino, se hace camino al andar
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