Un estudio pone en evidencia cómo crece la gran isla de residuos plásticos que flota entre Hawái y California
La gigantesca isla de basura en el Océano Pacífico está creciendo a gran velocidad, según una nueva investigación publicada en la revista Nature. |
De acuerdo al estudio, esta área de residuos que se expande por un 1,6 millones de Km2 —es decir, casi tres veces el tamaño de Francia— contiene cerca de 80.000 toneladas de plástico. Esta cifra es 16 veces más alta de lo reportado anteriormente. Un lugar específico dentro de esta área tiene, además, la mayor concentración de plástico jamás registrada.
"Esto pone de manifiesto la urgencia de tomar medidas para detener la llegada de plásticos al océano y para limpiar el desastre existente".
La basura se acumula en todos los océanos, pero la mancha más grande es la que está en el Pacífico, entre Hawái y California. Esta área de basura es descrita a menudo como una masa o una isla, aunque en realidad es una zona con una gran concentración de plástico que aumenta a medida que uno se aproxima a su centro.
Cantidad "impactante"
Los investigadores utilizaron botes y aviones para mapear esta zona en el norte del Océano Pacífico, donde las corrientes rotativas y los vientos hacen que converjan los desechos marinos, incluyendo el plástico, las algas y el plancton.
El trabajo, que se realizó a lo largo de tres años, mostró que la contaminación por plástico está "aumentando exponencialmente y a un ritmo más veloz que el agua circundante", dijo el equipo internacional de investigadores. Los microplásticos representan el 8% del total de la masa de plástico flotante. De los 1,8 billones de trocitos de plástico, algunos son más grandes que los microplásticos, incluidos pedazos de redes de pescar, juguetes e incluso un asiento de inodoro.
Lo que el estudio descubrió
►Al menos el 46% de los plásticos son redes de pesca y más de tres cuartos de los plásticos eran pedazos de más de 5 cm, entre los que se incluyen plásticos duros, hojas plásticas y película de plástico.
►Aunque la mayoría de los residuos estaban desmenuzados en fragmentos, observaron un número reducido de objetos: contenedores, botellas, tapas, cintas de empaque, sogas y redes de pesca.
►En 50 objetos pudo leerse la fecha de producción: uno era de 1977, siete de los años 80, 17 de los 90, 24 de la década de 2000 y uno de 2010.
►Solo cierto tipo de basura era lo suficientemente gruesa como para flotar y permaneció en el lugar, como por ejemplo plásticos comunes como el polietileno y el polipropileno, que se usan en los empaques.
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Cada año, millones de toneladas de plástico ingresan en el océano. Algunos pedazos acaban en los grandes sistemas de circulación de las corrientes oceánicas, que se conocen como giros.
Una vez que quedan atrapados en los giros, los plásticos se desmenuzan y quedan convertidos en microplásticos, y así es como pueden llegar a ser ingeridos por criaturas marinas.
"No podemos deshacernos de los plásticos. En mi opinión son muy útiles, en medicina, transporte y construcción. Pero creo que debemos cambiar la forma en como los usamos, sobre todo los que se usan una sola vez y los objetos que tienen una vida útil muy corta" dice Laurent Lebreton.Hay microplásticos en el pescado, en el agua que bebemos, en la sal, en la miel… Se sospecha que cada año ingerimos miles de micropartículas sin saberlo. Los investigadores han dado la voz de alarma.
Cada año ingerimos alrededor de 11.000 partículas de microplásticos, según investigadores de la Universidad de Gante, en Bélgica. Han sido hallados en el agua potable, del grifo y embotellada; en la sal, en pescados y mariscos, en cervezas y en la miel. «Es inevitable. Estas partículas ya están en el ambiente. De hecho, sospechamos que se encuentran en todos los alimentos», asegura María Íñiguez, ingeniera química e investigadora de la Universidad de Alicante, que ha comprobado la presencia de microplásticos en la sal de cocina.Bomba tóxica
El daño causado a mariscos y pescados, de hecho, ya está comprobado. «Se mueren atragantados, por dilaceraciones internas o porque los aditivos pegados a ellos pueden ser liberados durante la ingestión y producir toxicidad», explica Luis Francisco Ruiz-Orejón, investigador del Centro de Estudios Avanzados de Blanes, perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Los animales marinos ingieren microplásticos porque son filtradores -caso de mejillones, ostras, almejas o navajas- o porque los confunden con alimento, como ya se ha detectado incluso en grandes pescados como el atún o el pez espada. Los comen ellos y, por lo tanto, los comemos nosotros.
También son microplásticos las fibras sintéticas -el acrílico libera cinco veces más fibras que el poliéster– que, lavado tras lavado, acaban yendo al medioambiente: alrededor de 700.000 partículas por cada ciclo de la lavadora. O el polvo de los neumáticos (20 gramos por cada 100 kilómetros que conducimos); o la pintura de las casas, de los barcos o de las marcas en la carretera, que se van convirtiendo en polvo y representa alrededor del 10 por ciento de la contaminación por microplásticos en los océanos.
Todo eso va a parar, por cierto, al agua que bebemos, sea del grifo o embotellada, como han constatado científicos de la Universidad Estatal de Nueva York y de la Universidad de Minnesota tras analizar 194 muestras recogidas en grandes ciudades de cinco continentes. En Dinamarca, una investigación de la Universidad de Aarhus ha detectado una media de 18 piezas de microplástico en cada litro de agua potable recogida en hogares de Copenhague.
Almacén marino
¿Cuánto tarda en descomponerse el plástico en el mar?
Los tapones
Las redes
Las botella
Las bolsas
Los contenedores
Razones para no comprar agua embotelada.
Uno compra agua embotellada porque es saludable, ¿no? Es al menos como nos la venden en los avisos con paisajes montañosos, bosques, gente haciendo yoga, etc. Pero el agua embotellada es sólo agua, no tiene nada especial, es sólo agua potable. Pero con el dinero que se gasta anualmente en el mundo en agua embotellada, que en ocasiones puede incluso ser tóxico por el prolongado contacto con el plástico, los procesos de producción y obtección (ver articulo en mi sección de documentales sobre la plusvalia y la estafa del agua embotellada, por no hablar de su privatización) y el gasto que genera tanto plástico tirado a la basura, se podrían mejorar el agua pública y así no tener la necesidad de comprar agua en botellas de plástico.
¿De que material debe ser mi botella de agua reutilizable?
De cristal
El cristal es un material muy adecuado, ya que no reacciona en contacto con los alimentos, es reciclable, transparente y fácil de limpiar. Con una botella reutilizable de cristal puedes estar seguro que el agua que albergue no adquirirá ningún sabor de nada, siempre será igual que cuando la incluiste en el recipiente.
El problema puede ser su peso y fragilidad. Para ello muchas marcas, como esta botella de MIU Color incorpora una funda de silicona muy cómoda de llevar y que la hace resistente y perfecta para la vida diaria, viajes o deporte. Además, cabe indicar que la silicona no contiene BPA y aísla del calor.
Acero inoxidable
La característica principal de las botellas de agua hechas de acero inoxidable es que mantienen los líquidos fríos o calientes mucho más tiempo que las botellas de plástico o de vidrio y tampoco contienen BPA.
Silicona
Si tu problema es de espacio en la bolsa del gimnasio o en tu equipaje para salir de viaje debes elegir una botella de silicona como esta de Nomander. Robusta y cómodo para beber, se pliega completamente para viajar y además se puede llevar como muñequera si se practica deporte.
Además, es lo suficientemente resistente para sobrevivir a las caídas gracias a su cuerpo de silicona flexible e irrompible, lo que garantiza que te mantengas hidratado durante tu viaje o actividad sin sorpresas.
Elimina fugas y derrames con una tapa de rosca patentada, que funciona como una tapa de salida higiénica para mantener la boquilla libre de gérmenes
Es apta para bebidas frías y calientes, y, por supuesto, libre de BPA, plomo, látex y otros químicos dañinos.
Reciclar ropa: consumo sostenible.
Reciclaje de ropa y medio ambiente. ¿Qué relación tienen?
Casi toda la ropa que llevamos puesta está elaborada a base de cuatro materiales: algodón, lana, seda o fibras sintéticas. Los tres primeros se obtienen de forma natural, y el cuarto es un derivado del petróleo. Independientemente del origen del material, la fabricación de ropa es un proceso que supone prácticas que pueden perjudicar el medio ambiente, por ejemplo, la producción de tintes, los recubrimientos, el blanqueo y la mercerización.En el caso de las fibras sintéticas como el nylon, el perlé o la lycra, su fabricación tiene un efecto en la atmósfera, pues son el resultado de procesos químicos complejos derivados de la extracción y el tratamiento del petróleo. Además, fabricarlas en exceso contribuye al agotamiento de este recurso.
De ahí la importancia de reutilizar la ropa que ya no usemos o que haya dejado de ser útil en nuestro armario. Hacerlo supone un menor impacto medioambiental, pues además de evitar procesos industriales complejos, también contribuye al ahorro de agua y energía y a una menor producción de residuos. ¡Tenlo en cuenta!
En el fondo, se trata de modificar nuestros hábitos y adoptar un modelo de consumo responsable, es decir, que rompa con el consumo masivo y genere conciencia sobre los beneficios medioambientales de nuestros actos.
Razones:
- El reciclaje de ropa reduce la emisión de gases a la atmósfera
- Disminuye el vertido de aguas residuales
- Evita el cultivo excesivo de textiles y la producción desmedida de estos
- Reduce el uso de fertilizantes y sustancias químicas
¿Qué podemos hacer para reducir el impacto de nuestras ansias de comprar ropa? “Tirar siempre nuestras prendas viejas a contenedores especiales para el reciclaje de residuos textiles, sean de la entidad que sean”, responde Pedro Andrés, presidente de la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (Asirtex). Incluso los calcetines agujereados. El problema de este creciente residuo es que “una vez lo tiramos en el contenedor de la basura convencional, ya es irrecuperable”, se lamenta Andrés.
En la actualidad solamente el 18% de los residuos textiles (entre los que se incluye ropa, zapatos y complementos) son reciclados, según el presidente de Asirtex. Este porcentaje está muy lejos del objetivo del 50% planteado para el año 2020 y contemplado en el Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos 2016-2022 (PEMAR). Andrés estima que para esa fecha España no se llegará ni al 25%.
“La mayor parte de las prendas que acaban en un contenedor de selección de textil son exportadas para su venta en países donde se compra ropa de segunda mano, pero cada vez son menos”, se lamenta el presidente de Asirtex. “Sólo el 1% va para beneficios sociales”, asegura, una realidad que dista mucha del pensamiento popular.
La ropa recuperada pero que ya no puede tener una segunda vida es reciclada y reconvertida en nueva materia prima, ya sea para la producción de trapos de limpieza, para la elaboración de textil nuevo o para otros usos distintos que no tienen nada que ver con la confección, como la generación de materiales aislantes.
El informe de la Fundación Ellen MacArthur presenta una visión más ambiciosa para el textil basado en los principios de la economía circular, en la que se minimiza la extracción de nuevos recursos así como la generación de residuos. Para ello es necesario que toda la industria se una detrás de este nuevo modelo en el que la ropa dure más, se use más, se pueda alquilar, reparar, revender y reciclar fácilmente. El presidente de Asirtex también insta a que se haga pagar a la industria textil por contaminar, como ya sucede con otros sectores.
A la espera de esta transformación, si tienen que hacer limpieza de armarios ya lo saben: la ropa, a su contenedor propio.
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