El contenido que aqui se muestra es un extracto del libro publicado al mismo tiempo:
Introducción
Bloque 1: comparación entre socialismo, comunismo y anarquismo
Bloque 2: filosofía y anarquismo, la filosofía pirata
Bloque 3: Bakunin, socialismo sin estado
Bloque 4: sindicalismo y otras corrientes
Bibliografía
BLOQUE 1: COMPARACIÓN ENTRE SOCIALISMO, COMUNISMO Y ANARQUISMO
“Allá donde haya un ser humano que ejerza autoridad habrá otro ser humano que resistirá esa autoridad” Oscar Wilde, Inventions and Other Writings
Breve repaso histórico a los conceptos de los tres pensamientos:
Hacia finales del siglo XIX, la revolución industrial dejaba sus huellas en la sociedad: el capitalismo en crisis y las masas obreras sumidas en la miseria. La consecuencia ideológica de este contexto, se tradujo en la rápida difusión de corrientes de pensamiento tales como el socialismo y el anarquismo. El movimiento obrero, en efecto, se identificaría con tales tendencias. Pero en esta oportunidad nos interesa establecer algunas diferencias históricas e ideológicas en estos tres conceptos.
El socialismo original podría definirse como una doctrina que postula un capitalismo más suavizado, con cierto control público de los medios de producción, con el objeto de promover el bienestar de la sociedad en general y no en favor de un sector en especial.
Como consecuencia de los eventos desencadenados por la Revolución Industrial y la Revolución Francesa, este período de surgumiento fue conocido como socialismo utópico. En esta etapa se realizaron agudas críticas a las contradicciones del capitalismo. Sus principales corrientes fueron:
El saintsimonismo: cuyos representantes fueron, Saint-Simon, Enfantin, Bazard y Leroux;
El fourierismo: representado por Fourier y Considérant;
Y la línea de Robert Owen y Thomson
El período utópico finalizaría con los aportes teóricos de Marx y Engels y su transformación en movimiento político de masas a partir del desarrollo del proletariado. El socialismo científico buscó comprender los hechos sociales y económicos postulando como tesis central que el socialismo nacería en el seno de la sociedad capitalista dado que su desarrollo era consecuencia espontánea de las contradicciones mismas del proceso económico social.
En esta nueva fase, el objetivo sería la conquista del poder por parte del proletariado organizado en partidos y la instauración de un nuevo Estado, la dictadura del proletariado, concebida por Marx como la forma parlamentaria de la Comuna de París, basada en el pluralismo político, que realizaría la transformación socialista de la sociedad. Según la concepción marxista, el socialismo se corresponde a la primera etapa del comunismo, en que sólo son de propiedad colectiva los medios de producción y cada uno trabaja según su capacidad o aptitud y recibe consume según su trabajo. Durante la fase comunista, en cambio, esta concepción sería modificada: cada uno recibirá según sus necesidades.
Sin embargo, en una fase final del proceso, el fin seria prescindir del estado, es decir, una sociedad anarquista. Esta «extinción del Estado» fue un término acuñado por Friedrich Engels refiriéndose a la idea de que con la realización de los ideales del socialismo, la institución social de un Estado finalmente se volverá obsoleta y desaparecerá a medida que la sociedad pueda gobernarse a sí misma, sin el Estado y su aplicación coercitiva de la ley. Obviamente el ideal y la práctica distan mucho entre si pues, aunque los marxistas contemplan un capitalismo moribundo que sucumbirá a una economía planificada, la realidad es que el capitalismo nunca ha tenido intención de sucumbir ante el proletariado o las ideas revolucionaria, orquestando contrarrevoluciones y comprando dirigentes pues, uno de los grandes problemas de la ideología marxista o comunista es precisamente no contar con que conquistar el poder y el estado significa precisamente sustituir un poder y un estado por otro, y corromperse por ese poder, ergo el ideal se convierte y se forma de justificar el cambio y un fin que se convierte en solo utopía.
Aquí es donde comienza el papel del anarquismo filosófico o científico, ya que el anarquismo es la forma de convivencia más antigua que conoce la humanidad base de muchas civilizaciones antiguas, junto con el comunitarismo. Es una idea o ideas, forma de vida o camino, como diría el filósofo chino lǎozǐ; no dogma o ideología, que sostiene que toda autoridad política es innecesaria e incluso nociva. Cuestiona además otras formas de autoridad como la jurídica y religiosa porque sostiene que una sociedad justa solo podría lograrse a través de una abolición de la autoridad que diera curso a la razón y la justicia del ser humano de cooperar solidariamente con los demás para poder sobrevivir y progresar.
De esta forma, es posible una forma científica de organización social que excluye al Estado de modo no es necesaria la coacción. Se basa en las libertades individuales y colectivas que promueven la absoluta libertad y responsabilidad del individuo. El anarquismo fue postulado por primera vez por W. Godwin y su obra continuada por Bakunin, Kroptkin, Malatesta y otros.
El anarquismo ha cobrado cierto auge entre algunos sectores intelectuales actuales. Personalidades de la talla de Noam Chomsky, Ursula K, Le Guin, Howard Zinn, Nicolás Roselló, el Hans Alfredsson, o Alan Moorey, Robert Paul Wolff y muchos otros filósofos tienen como referencia ideas anarquistas y hacen defensa de este pensamiento. Estas ideas también han influido en la cultura actual como forma de rebeldía ante un cada vez más acuciante y totalitario sin oposición capitalismo. Como consecuencia de la difusión mediática que rodea a algunas de estas celebridades, el anarquismo es a menudo, ingrediente de la cultura popular, convirtiéndose en la insignia que identifica ciertos grupos que actualmente se conocen como “tribus urbanas” y se puede observar la temática en grupos de música (rock, heavy metal, punk, incluso rap), literatura, comic, arte y cine.
Diferencias y similitudes entre marxismo y anarquismo.
Marx veía la postura de Bakunin como ingenua e impracticable, argumentando que la toma del poder estatal era necesaria para la transformación socialista de la sociedad. Marx por añadidura, menospreciaba a Proudhon, sus teorías económicas, reformistas, antiautoritarias, federalista, colectivista, abolicionistas como simples e incompletas, aunque fueran su influencia.
Veamos algunas de las principales similitudes y luego de las diferencias:
I.Las similitudes entre los dos movimientos.
- El objetivo común: la liberación de la clase trabajadora.
Tanto el marxismo como el anarquismo parten de la situación en que se encuentran los trabajadores, de la desigualdad tan tremenda que hay entre estos y la burguesía, y proponen una sociedad mucho más justa en la que todos los humanos sean iguales.
- La eliminación de la sociedad burguesa y el sistema capitalista.
Tanto la ideología Marxista como el pensamiento anarquista van a encontrar siempre enfrente a un enemigo común: el capitalismo, que, como es lógico, no va a tolerar que los obreros trasformen la sociedad ya que ello conllevaría su propia desaparición. La única solución posible para cumplir el objetivo de liberar a la clase trabajadora es eliminar la sociedad burguesa y el sistema capitalista, en este punto están de acuerdo, en lo que no estarán será en los métodos para acabar con el capitalismo antes de que este acabe con los dos y se quede sin resistencias, caducando al mismo tiempo con la propia civilización.
- La propiedad colectiva de los medios de producción.
Otro paralelismo entre marxistas y anarquistas es que, una vez que se haya producido la liberación de la clase trabajadora tras el fin del capitalismo, la propiedad de todos los bienes sería colectiva y por tanto quedaría abolida la propiedad privada, uno de los principios básicos de la burguesía, la explotación y el liberalismo económico clasista político. De todas formas también en este tipo de propiedad colectiva habrá diferencias de matices entre las dos propuestas obreras.
II. Las diferencias entre marxistas y anarquistas.
- Diferencias desde el punto de vista políticoa
a) La participación en la vida política.
Dentro de la sociedad liberal y burguesa Marx admite como legítimo la participación en la vida política a través de la formación de partidos obreros y su actuación en el juego electoral. Marx sabe que ganando las elecciones se pueden hacer muchas cosas, pero tampoco tiene grandes esperanzas en que de esta manera se transforme la sociedad ya que la burguesía seguirá conservando importantes parcelas de poder.
Por el contrario los anarquistas no participan en el sistema político burgués, consideran injusta la sociedad impuesta por el control y posesión de los medios de producción y explotación de recursos por parte de unos pocos no productivos y participar en política sería aceptar ese marco. Otra diferencia importante es que no se van a organizar nunca en partidos políticos, el cauce de actuación anarquista será a través de sindicatos anarquistas.
b) Los medios para acabar con el capitalismo.
Los marxistas son partidarios de que los obreros organizados tomen el poder político a través de una revolución, es la forma que ha tenido la burguesía de acceder al poder, y una vez el proletariado en el poder se establecerá la dictadura del proletariado para desmontar el sistema capitalista y como transición hacia la sociedad sin clases en la que todos los ser humanos serán iguales, algo que no es realista, pues vemos los que sucedió con la burguesía al desbancar a la aristocracia y monarquía.
Los anarquistas critican y atacan al Estado y a toda autoridad, piensan que el Estado ha generado el capitalismo y son dos aliados eternos, que el poder impone desigualdad y coarta la libertad del individuo. El objetivo no es conquistar el poder, con lo que no se conseguiría nada, sino destruir el poder, el Estado, como fuente de todos los males.
c) Los protagonistas.
Para Marx serían los obreros los que acabarían con el capitalismo por tener una mayor conciencia de clase, casualmente podían contar con otros aliados como el campesinado, pero el protagonista fundamental debía ser el proletariado.
Los anarquistas, sin embargo, piensan que la eliminación del capitalismo y la sociedad burguesa serían llevadas a cabo por los campesinos, obreros y renunciantes del sistema de opresión, y en su modelo alternativo de sociedad proponen una organización racional científica sostenible, ecológica, autosuficiente y equitativa, lo que supone un idealismo, no una ideología basada en un líder o una jerarquía.
d) Alternativa de sociedad tras la caída del capitalismo.
La dictadura del proletariado será inevitable para los marxistas, en esta fase transitoria debe existir un Estado fuerte, autoritario y centralizado para acabar con los restos del capitalismo.
La postura anarquista será radicalmente opuesta, van en contra del Estado que es quien sostiene el capitalismo y las jerarquías religiosas, burguesas y monopolizadoras, y por tanto éste tiene que desaparecer junto con todas los demás señorios, no se trata de sustituir a la burguesía por los trabajadores en el poder, sino eliminar el dominio, el Estado y la autoridad como fuentes de desigualdades entre los ser humanos. Su propuesta es la de una sociedad dividida en comunas o células anarquistas que espontáneamente se confederarían para coordinarse en algunos asuntos de interés general pero sin que existan estados, ejércitos ni fronteras.
- Diferencias desde el punto de vista económico.
a) La importancia de la economía.
Según Marx el papel de la economía es determinante, ya veíamos cómo la economía mueve la Historia y genera el marco jurídico, político e ideológico. Marx propone una sociedad productiva donde los medios de producción estén en manos de los trabajadores y da una gran importancia al desarrollo industrial como base de la economía.
Los anarquistas, quizá debido a su carga idealista, no dan tanta importancia a la economía y al consumismo, consideran que la agricultura deberá ser la base de la nueva sociedad, asignando a la ciencia y tecnología un papel de desarrollo de métodos más sostenibles, eficientes y ecológicos.
b) La propiedad colectiva y su gestión.
Los marxistas dicen que la propiedad debe ser colectiva pero en manos del Estado mientras exista la dictadura del proletariado. Los anarquistas prefieren una forma de colectividad más directa, igual que la democracia, que sean los miembros de las distintas comunas los dueños y propietarios, no el Estado, porque no creen en él, sino los trabajadores.
- Alguna diferencia desde el punto de vista social.
En los dos casos encontramos en sus propuestas una sociedad de ser hombres iguales (en el marxismo) y además las mujeres (en el anarquismo) tras la desaparición del capitalismo, sin embargo, en la manera de entender esa igualdad también hay diferencias. Los marxistas anteponen los derechos colectivos de una comunidad o Estado, a los derechos individuales de las personas. Los anarquistas no reniegan de los derechos de un colectivo pero se centran en los derechos individuales de cada uno de los integrantes de la nueva sociedad, siempre que no perjudique a la comunidad y al resto de individuos.
- Diferencias desde el punto de vista ideológico e intelectual.
a) El análisis del sistema capitalista.
El marxismo como filosofía presenta un contenido intelectual muy organizado y estructurado, su ideología es coherente, y de ella se deriva una manera de entender todos los aspectos de la vida y la propia Historia. El anarquismo no tendrá una carga intelectual tan profunda y unificada, y ese será uno de los reproches que Marx hará a Bakunin, Marx dirá que el anarquismo es puro voluntarismo desprovisto de cualquier análisis científico. Las ideas anarquistas son variadas y no forman una doctrina sistematizada como el marxismo. En ese orden de cosas al analizar el sistema capitalista vemos un estudio más teórico y racional del mismo por parte de los marxistas; la visión anarquista es mucho más práctica y sencilla, nace de la necesidad de acabar con él capitalismo como sistema injusto y dar libertad al explotado de autoorganización más que de una teoría de cómo acabar con él para sustituirlo por otro sistema.
b) La religión.
Tanto Marxismo como Anarquismo son ateos. Las dos subrayan la alianza que hay entre la Iglesia y la burguesía, el entendimiento entre Estado e Iglesia. Marx dijo que la religión es el opio del pueblo con ello se mostraba en contra de algo que coarta o limita la libertad del ser humano y en su ideología los marxistas se mostrarán ateos y su futura forma de estado será atea. Los anarquistas expresarán de una forma más ambigua su postura ante la religión, que va desde las ideas de Bakunin de que si Jahvé existiera habría que hacerlo desaparecer, hasta una cierta tolerancia de los distintos cultos, en este sentido se muestran más abiertos y flexibles que los marxistas.
- Las diferencias en los métodos de actuación.
Si Marx no rechaza la participación en el juego parlamentario burgués mientras el proletariado se haga con el poder a través de una revolución, pero siendo realistas, los marxistas reconocen que es imposible que se pueda dar en todos los sitios a la vez, en cada país se producirá la revolución cuando las circunstancias lo permitan.
Bakunin propuso en el seno de la I Internacional, y esto fue un motivo de enfrentamiento con Marx, que las revoluciones deberían estar coordinadas y serían simultáneas en todos los países.
Junto a la revolución como medio para llevar a cabo la eliminación del capitalismo los anarquistas proponen otros métodos como las huelgas, rebeliones, insurrecciones...casi todas estas acciones serán condenadas por Marx por considerarlas pueriles ya que consideraba que las insurrecciones por prematuras y descoordinadas.
- Otras diferencias que normalmente se olvidan comentar
Hemos expuesto lo de siempre, lo que encontramos en todos los textos investigados, el tipo de organización y economía, pero ¿y lo demás?
Bien, mientras que el marxismo rechaza el matrimonio religioso y aboga por el civil como forma de contrato, o posesión, el anarquismo se opone a cualquier tipo de pertenencia de una persona sobre otra, debe poder elegirse libremente y mantener las relaciones de en base a los méritos y gustos de cada uno, con amor libre y parejas de hecho.
Mientras el Marxismo está a favor de la descolonización y la libertad de todos los pueblos, el anarquismo además lo complementa con el fin del estado y una unión confederal mundial hermana. Además mujeres, hombres y demás géneros todos tienen mismo derechos, obligaciones, responsabilidades y libertades. No hay espacio para el racismo, sexismo, odio y exclusiones generadas por el capitalismo, ya que se propone eliminar el dinero y las desigualdades, deudas y esclavitud, que este genera.
Para el Marxismo la educación debe ser universal y estatal, para el anarquismo debe ser una experiencia reformadora, pedagógica y formación continua, coeducación, todo el mundo deber conocer para poder elegir.
Para el Marxismo como hemos visto el estado debe proveer al proletariado, mientras que en el anarquismo el individuo debe ocuparse de sus necesidades en colaboración con su comunidad, decidir su jornada de trabajo y tiempo necesario que dedicará a sus tareas diarias, combinando producción, estudio, tiempo libre y ocio, nadie puede dejar de trabajar para eludir sus obligaciones consigo mismo y con su comunidad, como si ocurre en los sistemas estatales.
BLOQUE 2: FILOSOFIA Y ANARQUISMO, LA FILOSOFIA PIRATA
“No hay enemigo más grande que el hambre y la miseria” Buenaventura Durruti
Aunque el anarquismo es tan antiguo como la humanidad, normalmente solo se nombran a las teorías que se desarrollaron en el siglo XIX. La base anarquista en la política moderna proviene de muy variadas fuentes y criterios, pero esencialmente el anarquismo es una ideología filosóficamente individualista-racionalista y asociativista, correspondiente a la edad contemporánea.
Muchas sociedades vivían en comunas en la antigüedad de forma pacífica y se desarrollaron civilizaciones enteras sin necesidad de dinero o jerarquías, pero con la llegada de las grandes urbes y por consiguiente las monarquías, el estado y la moneda, todo este orden cambiaria para una administración a mayor escala y nuevas formas de defensa militar y conquista de territorios para mayor ambición de los nuevos gobernantes.
Contra este tipo de injusticia y control por parte de unos pocos a muchos, ya en la antigüedad pensadores reflexionaban sobre cómo organizar una sociedad de manera más justa y equitativa, no volviendo al pasado, pero si referenciando la situación original de sociedad más comunitaria y autogestionada, con nuevos valores que dieran mas importancia a la libertad y voz al individuo.
Aparte del Budismo originario, algunos anarquistas tienen al Taoísmo, el cual se desarrolló en la antigua China, como una fuente de actitudes anarquistas, aunque posteriormente, ya a fines del siglo XIX y luego en el siglo XX, los Taoístas adoptaron al Marxismo como ideología política, ya que esta concuerda en muchos aspectos de la filosofía del Tao. Ejemplo de esto es el hecho de que el Principio de la Mutación Perpetua de Lao-Tsé se asemeja en muchos ámbitos a la Teoría de la Revolución Permanente de León Trotski, y tal es así que los grupos revolucionarios I Ho Chuan ("Boxers") taoístas que se rebelaron contra la emperatriz Xi Yi, utilizaban las enseñanzas de Marx en sus luchas contra el régimen imperial y contra el imperialismo británico. Similarmente, las tendencias anarquistas pueden ser trazadas a filósofos de la antigua Grecia, tal como Zenón, el fundador del Estoicismo, y Aristippus, quien dijo que el sabio no debería rendir su libertad al Estado, y por supuesto, Diógenes y los cínicos.
Dentro de la filosofía griega, la visión de Zenón de una comunidad libre sin gobierno es opuesta a la utopía de Estado de Platón (expuesta en La república). Zenón argumentaba que aunque el instinto necesario de la propia conservación conlleva al humano al egoísmo, la naturaleza ha suministrado un remedio para este mal por medio de otro instinto: la sociabilidad. Como algunos anarquistas modernos, Zenón creía que si las personas seguían sus instintos, no necesitarían de leyes, cortes de justicia, policía, dinero, templos ni actos de fe. El pensamiento de Zenón nos ha llegado solo por pequeñas citas.
Podemos encontrar raíces de pensamiento anarquista en Sócrates, Heráclito, Demócrito, Epicuro, Epicteto e incluso Aristóteles donde aparecen ideas sobre el ser humano, la vida, las pasiones, la sociedad, aunque en algunos de ellos el pensamiento es contradictorio.
Las raíces filosóficas del anarquismo moderno se hunden en el Renacimiento y la Ilustración. A finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX surgió la corriente de pensadores conocida como los socialistas utópicos, que sostenía que si se dejaba que los individuos realizaren libremente sus inclinaciones naturales, se organizarían espontáneamente en forma armoniosa. Los socialistas utópicos pensaban que era posible transformar la sociedad a través de la educación y el convencimiento, así como formas radicalizadas del liberalismo por su énfasis en las libertades civiles han sido considerados precursores del anarquismo moderno.
La idea central anarquista es la asociación voluntaria. El anarquismo se ha caracterizado por identificar los medios como similares a los fines y por empezar desde la pequeña escala (lo particular, lo local, etc.); por tratar de integrar la libertad individual a todos los aspectos de la vida humana, no solo lo político y económico (ej. la educación).
En 1793, William Godwin publicó Una pregunta acerca de la justicia política, en el cual presentaba su visión de una sociedad libre además de una crítica del gobierno. Algunos consideran este texto como el primer tratado anarquista, llamando a Godwin el fundador del anarquismo filosófico.
El filósofo Max Stirner partió del hegelianismo para alcanzar su inversión completa en El único y su propiedad (1844), negando todos los absolutos e instituciones, en un individualismo extremo que ha sido denominado como Egoísmo origen supuesto del anarcocapitalismo.
Pierre-Joseph Proudhon fue el primer individuo en denominarse a sí mismo «anarquista», considerado como próximo al socialismo por él mismo y por los críticos e historiadores posteriores, abogaba por una economía no opresiva donde los individuos intercambiaran el producto de su propio trabajo. El valor de intercambio de los bienes sería determinado por la teoría del valor-trabajo. El pensamiento de Proudhon, enfrentado tanto con el Estado como con el socialismo autoritario que se iba configurando, tuvo especial repercusión entre los socialistas no autoritarios de Bélgica y Francia. En 1843 escribió El sistema de las contradicciones económicas o la Filosofía de la miseria, que dio lugar a una dura respuesta de Marx, La miseria de la filosofía (1844).
Antes de llegar a Bakunin, no es posible pasar sin citar la aportación al anarquismo de los individualistas estadounidenses, sobre todo de Henry David Thoreau, Mackay, Benjamin Tucker y Josiah Warren, que tanto contribuyeron a la evolución de la literatura y del pensamiento de alli. Ello explica el auge obtenido en Estados Unidos por el movimiento libertario, que llevó a la burguesía a buscar el pretexto para destruir la serie de organizaciones de grupos y de periódicos que existían en Estados Unidos en los años 1880. El pretexto fue la huelga en la fábrica MacCormick de Chicago, la bomba arrojada contra la policía, obra probablemente de un agente provocador, el arresto y condena a muerte de los mártires de Chicago que dio origen al 1.º de Mayo en 1886.
Henry David Thoreau expresó en su ensayo Desobediencia Civil (Civil Disobedience, 1866) un alegato a favor de la resistencia individual al gobierno en oposición a una situación injusta. Su pensamiento, crítico con la industrialización y el progreso, pone el énfasis en la experiencia individual del mundo natural, como se aprecia en su conocido libro Walden (1854), y se convirtió en un antecedente del anarquismo ecologista.
Hacia 1880 había tres concepciones anarquistas occidentales vigentes, el colectivismo en España; la individualista-mutualista en Estados Unidos y el anarcocomunismo, que se difundía en el resto de Europa. Formulado por primera vez en la sección italiana de la Primera Internacional por Carlo Cafiero, Errico Malatesta y Andrea Costa, entre otros, tuvo como pensadores esenciales a Piotr Kropotkin, Élisée Reclus y al ya mencionado Errico Malatesta. Inicialmente convivió con el colectivismo, y no sería hasta después de la muerte de Bakunin que comenzaron las disputas entre ambos movimientos. Para Kropotkin y Reclus, la cooperación y la ayuda mutua eran un factor evolutivo que había permitido triunfar al ser humano como especie.
Así pues, si pudiéramos confeccionar una lista de los movimientos anarquistas modernos historicos y sus figuras más relevantes, podría quedar algo así:
- Piotr Kropotkin - Anarco-comunismo
- Pierre-Joseph Proudhon – Anarco-mutualismo
- Mikhail Bakunin – Anarco-colectivismo
- Lev Tolstoi – Anarquismo-cristianismo
- Errico Malatesta – Anarco-voluntarismo
- Sergey Nechayev – Anarquismo-nihilismo
- Emma Goldman – Anarca-feminismo
- Buenaventura Durruti - Anarco-sindicalismo
- Nestor Makhno – Plataformismo y federalismo
- Paul Karl Feyerabend – Anarquismo epistemológico
Obviamente no podemos recoger todas las corrientes actuales ni tratarlas con más precisión, pues necesitaríamos más espacio que en este trabajo y más tiempo, pero este tema será tratado más adelante en otras publicaciones, como ya lo ha sido en otras anteriores.
Mencionar algunos otros personajes históricos que también forman parte del árbol filosófico anarquista no exclusivamente europeo u occidental, algunos descubiertos en lecturas ocasionales literarias filosóficas, cafés filosóficos o conferencias, redes de divulgación andragogícas, ya que es difícil encontrar sobre ellos en temarios educativos, como Hakim Bey, Albert Camus, Ángel Cappelletti, Alan Carter, Mahatma Gandhi, Jean-Marie Guyau, Michael Huemer, Gustav Landauer, Juan Montseny Carret, Saul Newman, Herbert Read, Adam Weishaupt, Robert Paul Wolff, Noam Chomsky, filósofos chinos, japoneses e indios (Gandhi y seguidores, con el lema: la anarquía más pura sería una democracia basada en la no-violencia, Jiddu Krishnamurti y su lucha por la liberación), orientales y medio oriente, de los que es muy difícil encontrar literatura en España, pero también africanos y sudamericanos (Diego Abad de Santillán, Emilio López Arango, Alberto Ghiraldo, Teodoro Antilli, Manuel González Prada, Emiliano Zapata, Ricardo Flores Magón, Práxedis G. Guerrero, José Oiticica, etc), y nuevas corrientes globales antiglobalistas-imperialistas, anticapitalistas y Dadaístas (por ejemplo Byung-Chul Han), pero también me gustaría citar el aporte a la educación de maestros y a Giner de los ríos y la Institución Libre de Enseñanza, promocionando la educación libre no dogmática, clave la educar mentes en el pensamiento crítico, filosófico y de pensamiento libre, base del anarquismo y sociedades más equitativas.
Podemos encontrar algunos textos relacionados sobre el pensamiento anarquista a nivel global en publicaciones como: El maestro Lao y el príncipe anarquista (John P. Clarck), La filosofía helenística y el anarquismo (Roberto Valdez Rangel), Lecturas anarquistas de Spinoza (Daniel Colson), Sobre la justicia kantiana, kant el liberal, kant el anarquista (Todd may), Arqueología y Anarquía (Michel Foucault), Un dialogo sobre el poder (Michel Foucault), Vigilar y Castigar (Michel Foucault), El principio de anarquía, Heidegger y la cuestión del actuar (Reiner Schürmann), El uso de los cuerpos Homo sacer IV, 2 (Giorgio Agamben), An-arkhé. Poética, y política anárquica en Rancière (César F. Vargas Villabona), ¡Al ladrón! Anarquismo y filosofía (Catherine Malabeu), Poder y Libertad (Tomás Ibáñez, tesis doctoral), Anarquismos a contratiempo (Tomás Ibáñez ), Sociología del poder (Max Weber), La voluntad de poder (Friedrich Nietzsche), La naturaleza humana. Justicia versus poder (Diálogo entre Noam Chomsky y Michel Foucault), Lacan y el Anarquismo (Saul Newman), El anarquismo y la política del Resentimiento (Newman, Saul ), Postanarquismo (Saul Newman), Tratado contra el método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento (Paul Feyerabend), Farewell to Reason (Paul Feyerabend), Repensar la Anarquía (Carlos Taibo), Escritos de filosofía política (Mijail Bakunin), La Filosofía del Anarquismo (Herbert Read), Filosofía del Anarquismo (Carlos Malato), Las apropiaciones del cinismo en la contracultura. Del movimiento hippie al Anarco-cinismo (Fernando Notario), Systéme des contradictions économiques ou Philosophie de la misére (Pierre Joseph Proudhon), Ética (Piotr Kropotkin), Ciencia, Ética y Anarquía en Kropotkin (Ángel Cappelletti), El "perfil moral" del militante en el anarquismo español (Javier Navarro Navarro), Carácter ético del anarquismo (Luce Fabbri), y La sociedad del espectáculo (Guy Debord), un tratado que aunque no tiene referencia directa con el anarquismo, si nos muestra como el capitalismo usa todas las estrategias de consumo para absorber mentes y libertades, así como destruir todo pensamiento crítico que conlleve rebelión alguna contra el sistema.
BLOQUE 3: BAKUNIN, SOCIALISMO SIN ESTADO
"Amigos comunes nos forzaron a darnos un abrazo. Y entonces, en medio de una conversación medio en broma, medio en serio, Marx me dijo: "Debes saber que me encuentro ahora a la cabeza de una sociedad comunista secreta tan bien disciplinada que si yo hubiera dicho a uno de sus miembros 'Ve y mata a Bakunin', te hubiera matado". Yo le contesté que si su sociedad secreta no tenía otra cosa que hacer que matar a las personas que no les gustaban, no podía ser otra cosa que una sociedad de criados o fanfarrones ridículos" Mijail Bakunin. Diciembre de 1871
En “Socialismo sin estado: anarquismo” Bakunin nos relata el cambio que trajo la revolución francesa, los derechos del ser humano para el pueblo que no vinieron de la mano de la iglesia ni de los milagros, sino del despertar de la esclavitud cristiana.
El socialismo debe ser justicia y equidad, sin justicia universal no puede haber ni paz ni libertad ni progreso, por ello debe ser el principio básico del socialismo. La igualdad debe ser entre hombre y mujer, ningún trabajador debe ser explotado. Se rechaza al socialismo de estado, la libertad debe ser principio creativo de la organización económica o política de cualquier tipo.
Se debe abolir el derecho de herencia, en una sociedad justa no tiene por qué haber privilegios de unos sobre otros. La educación y las oportunidades para los niños de todos los sexos y etnias deben ser las mismas, y su prosperidad será producto de sus esfuerzos. La propiedad de los difuntos debería acumularse a los fondos sociales para la instrucción y la educación de los niños, que incluye la manutención de ellos desde su nacimiento hasta que alcancen la mayoría de edad.
Es necesario suprimir el poder o circo político, mientras que este exista, habrá gobernantes y gobernados, amos y esclavos, una vez eliminada la opresión del estado, puede haber una unión libre en asociaciones de trabajadores agrícolas y de fábrica, en comunas, regiones, y naciones, y finalmente, en el futuro más remoto; la hermandad humana universal, que triunfa por sobre las ruinas de todos los Estados. La republica como una comuna, la republica como una federeación, genuinamente socialista y popular, anarquista. Guerra a los déspotas y opresores, paz para los oprimidos, restitución de los recursos para el pueblo, libertad, justicia y fraternidad entre los seres humanos.
La organización de una sociedad mediante una federación libre, desde abajo hacia arriba, de asociaciones de trabajadores, tanto industriales como asociaciones agrícolas, científicas y literarias, primero en una comuna, luego una federación de comunas en regiones, de regiones en naciones, y de naciones en la asociación fraternal internacional. Cualquier otro método llevaría a la dictadura política, al resurgimiento del Estado, de los privilegios, de las desigualdades, y de todas las opresiones estatales; es decir, llevaría de una forma indirecta, aunque lógica al restablecimiento de la esclavitud política, económica y social de las masas populares.
Frente a las ideas de los comunistas autoritarios -ideas falaces de que la Revolución Social puede ser decretada y organizada por medio de una dictadura y la violencia- creemos que solo puede ser traída a través de la acción masiva continua y espontánea de grupos y asociaciones populares.
Los comunistas creen que es necesario organizar las fuerzas de los trabajadores para tomar posesión del poder político estatal. Los socialistas revolucionarios las organizan con vistas a liquidar el Estado. Los comunistas son partidarios del principio y la práctica de la autoridad, mientras los socialistas revolucionarios solo ponen su fe en la libertad. Ambos son partidarios por igual de la ciencia, que debe destruir la superstición y ocupar el lugar de la fe; pero los primeros quieren imponer la ciencia al pueblo, en tanto que los colectivistas revolucionarios intentan difundir la ciencia y el conocimiento entre el pueblo, para que puedan organizarse y combinarse, espontáneamente, en federaciones, de acuerdo con sus tendencias naturales y sus intereses reales, pero nunca de acuerdo con un plan trazado previamente e impuesto a las masas ignorantes por algunas inteligencias «superiores».
Los anarquistas creen que existe mucha más razón práctica e inteligencia en las aspiraciones instintivas y las necesidades reales de las masas populares que en las profundas inteligencias de todos esos instruidos doctores y tutores autodesignados de la humanidad, quienes teniendo ante sus ojos los ejemplos lamentables de tantos intentos abortados de hacer feliz a la humanidad, intentan todavía seguir trabajando en la misma dirección. La humanidad no necesita más tutela ni gobierno, necesita autodesarrollarse en libertad y responsabilidad.
En dios y el estado, Bakunin comienza explicando el principio de autoridad, exponiendo al dios de la biblia, Jehová, de todos los dioses adorados o inventados por la humanidad, el más el “más envidioso, vanidoso, feroz, injusto, sanguinario, déspota y el mayor enemigo de la dignidad y de la libertad humanas”, ya que, desde su punto de vista, en sentido figurado, este ser terrible en su eternamente egoísta soledad, creó la humanidad para procurarse nuevos esclavos. Este dios judío y bondadoso entrega la tierra a los monarcas europeos y zares, y así nos lo enseñan en las escuelas, ya que los crímenes de lesa humanidad y la esclavitud es solo parte de un mundo civilizado.
Todas las religiones, con sus dioses, sus semidioses y sus profetas, sus Mesías y sus santos, han sido creadas por la fantasía crédula de los ser humanos, no llegados aún al pleno desenvolvimiento y a la plena posesión de sus facultades intelectuales; en consecuencia de lo cual, el cielo religioso no es otra cosa que un milagro donde el ser humano, exaltado por la ignorancia y la fe, vuelve a encontrar su propia imagen, pero agrandada y trastrocada, es decir, divinizada.
La lógica es simple por mucho que se quiera tergiversar: Si Yahvé existe, el ser humano es esclavo; ahora bien, el ser humano puede y debe ser libre: por consiguiente, Yahvé no existe. Bakunin se pregunta: ¿Es necesario recordar cuánto y cómo embrutecen y corrompen las religiones a los pueblos? Matan en ellos la razón, ese instrumento principal de la emancipación humana, y los reducen a la imbecilidad, condición esencial de su esclavitud. Todas las religiones son crueles, todas están fundadas en la sangre, porque todas reposan principalmente sobre la idea del sacrificio, el sangriento misterio, el ser humano es siempre la víctima, y el sacerdote, ser humano también, pero ser humano privilegiado por la gracia, es el divino verdugo.
A Yahvé nunca le dan una determinación positiva cualquiera, sintiendo que toda determinación lo sometería a la acción disolvente de la crítica. No es ni una idea, es una aspiración. Desprecian la lógica. ¿Qué es la autoridad, qué es ley? Es una ciencia venerada sin comprenderla, por quien obedece pero no cuestiona. Así es el estado, así la ciencia, así la religión, así el poder establecido y los jueces que ningún pueblo ha elegido.
Una autoridad universal y totalitaria nos reduce a servilismo y necedad ¿No es esto argumento suficiente para no reconocer ninguna? ¿Por qué debo servir a alguien?
La caída del ser humano se profundiza cuando los ilustres nos hablan de un dios que quiere liberarnos, emanciparnos, elevarnos cuando justo al contrario, nos envilece, creando orgullos y desprecios, creando discordias y odios, guerras base de la esclavitud. El celo divino, contamina a tiernos e inocentes por generaciones.
Los dioses paganos al menos no eran negación de las cosas, sino una exageración en un intento de explicar fenómenos naturales. El dios único judío niega todo lo demás «Soy el señor tu Dios y no adorarás a otros dioses más que a mí», y continua negando incluso la materia, ya que es espíritu puro. Pero este dios único justifica la destrucción de demás dioses nacionales. Que un filósofo como platón llegara a convencerse de la idea divina demuestra cuán contagiosa es la locura religiosa. Se sabe que los neoplatónicos de Alejandría fueron los principales creadores de la teología cristiana. El imperio romano destruyo barreras nacionales y llevo el mismo dios a todas las regiones, convenciendo a mujeres, pobres y esclavos, con una doctrina original cercana al comunitarismo: era el derrumbamiento absoluto del sentido común y de toda razón humana. El Todo real es declarado nulo, y el nulo absoluto, es declarado el Todo. Los filósofos quedaron horrorizados: Credo quod absurdum, lo creo porque es absurdo.
Los doctrinarios liberales parten del principio de la libertad individual, y se colocan como adversarios de la del Estado. Son ellos los primeros que dijeron que el gobierno es decir, el cuerpo de funcionarios organizado de una manera o de otra, el Estado al fin, es un mal necesario. Su culto incondicional del Estado, aparentemente opuesto a sus máximas liberales, se explica de dos maneras: primero por los intereses de su clase, la burguesía, que se expresa en esa anarquía de aquel dicho tan célebre: «Laissez faire et laissez passer». Pero no quiere esa anarquía más que para sí misma y sólo a condición de que las masas, «demasiado ignorantes para disfrutarla sin abusar», queden sometidas a la más severa disciplina del Estado. Porque si las masas, cansadas de trabajar para otros, se insurreccionasen, toda la existencia política y social de la burguesía se derrumbaría. Asi pues, cuando la masa de los trabajadores se mueve, los liberales burgueses más exaltados se vuelven inmediatamente partidarios tenaces de la omnipotencia del Estado.
El personaje Jesucristo en los nuevos testamentos predicaba que entre la codicia de las riquezas materiales y la salvación de las almas inmortales, hay una incompatibilidad absoluta, pero pocos ricos y religiosos les ha preocupado esto nunca. La inmensa mayoría de los individuos humanos, no solamente en las masas ignorantes, sino también en las clases privilegiadas, no quieren y no piensan más que lo que todo el mundo quiere y piensa a su alrededor; creen sin duda desear y pensar por sí mismos, pero no hacen más que reproducir servilmente con escasas modificaciones casi imperceptibles los pensamientos y las voluntades ajenas. Esta ausencia de rebelión en la voluntad de iniciativa, en el pensamiento de los individuos son las causas principales de la lentitud desoladora del desenvolvimiento histórico de la humanidad.
Pero resulta que el ser humano no realiza su libertad individual o bien su personalidad más que completándose con todos los individuos que lo rodean, y sólo gracias al trabajo y al poder colectivo de la sociedad, sin la cual permanecería el ser más inútil e indefenso de la tierra. Los que defienden la libertad (capitalista) olvidan esto, igual los que defienden el estado o las dos cosas. No nos podemos independizar del yugo de nuestra propia naturaleza, más que por el trabajo colectivo o social, y la educación, que no instrucción o adoctrinamiento, pues el ser humano aislado no puede tener consciencia de libertad. Es así como la alianza nos proporciona libertad. El cristianismo proclamó la igualdad de hombres y mujeres ultraterrena, pues en vida parece no tener interés de realizarse.
Una de las citas más famosas de Bakunin es: “No soy verdaderamente libre más que cuando todos los seres humanos que me rodean, hombres y mujeres, son igualmente libres. La libertad de otro, lejos de ser un límite o la negación de mi libertad, es al contrario su condición necesaria y su confirmación. No me hago libre verdaderamente más que por la libertad de los otros, de suerte que cuanto más numerosos son los ser humanos libres que me rodean y más vasta es su libertad, más extensa, más profunda y más amplia se vuelve mi libertad” (Edición en castellano traducida por Ricardo Mella Cea, Bakunin, 1882, p.62)
Así entonces, es la esclavitud de los demás lo que pone una barrera a mi libertad, pues cuando mi dignidad, mi derecho humano, que consisten en no obedecer a ningún otro y en no determinar mis actos más que conforme a mis convicciones propias, reflejados por la conciencia igualmente libre de todos, vuelven a mí confirmados por el resto del mundo.
El segundo elemento de libertad es la rebelión, contra toda autoridad divina y humana, colectiva e individual. Una autoridad oficial y por consiguiente tiránica de la sociedad organizada en Estado, y su influencia en acciones naturales de la sociedad no oficial, sino natural sobre cada uno de sus miembros, no siempre será perceptible por la sociedad. Una rebelión contra una tiranía no visible y bien organizada será mucho más difícil que contra el estado. La tiranía social puede ser aplastadora, y no se impone como una ley ilegitima a la que todo el mundo está obligado a someterse, sino que domina en los hábitos y costumbres, prejuicios y opinión pública. Nos acompaña desde el nacimiento, nos forma y moldea, nos inculca tendencias y aspiraciones personales hasta convertirnos en un producto de la sociedad.
El estado no es la sociedad, pero esta la considera un mal necesario porque se ha encargado de educarnos en reconocer su autoridad. Violador legal de la voluntad de los hombres y mujeres, negación permanente de la libertad, aun cuando gobierna bien nos daña, humilla y utiliza. El 99% de la humanidad “piensa” que hay que seguir las reglas y las tradiciones, por absurdas o dañinas que sean, aunque privadamente no las sigan. La religión, la otra cara de la sumisión, nos dice de la existencia de un alma inmortal y un dios infinito son otros dos polos del mismo absurdo, metafísica infantil, pues ¿Cómo puede ser que haya millones de seres inmortales y todos ellos a su vez subordinados y otro ser más inmortal e infinito donde gobierna a otros seres externos a el mismo? Si por contra somos todos parte de ese ser, entonces no somos libres y no tiene sentido nuestra existencia no necesaria, pues ese ser ya es perfecto. Si hay un comienzo, inevitablemente hay un fin, ya que si no fuera así no podría haber más comienzos. Ninguna de estas contradicciones son salvables, pero se siguen utilizando como argumentos.
Una ideología que no renuncia a estos absurdos y dogmas servirá para conducir, pero está condenada al fracaso perpetuo. Lo mismo sucede con la republica más democrática, donde la burguesía y el sistema regulan y garantizan la explotación mutua «Todo por el pueblo, nada para el pueblo». El verdadero amor no puede existir más que entre iguales, el amor del superior al inferior, ya sea un dios o el estado, es aplastamiento, opresión, desprecio, egoísmo, orgullo, la vanidad triunfantes en el sentimiento de una grandeza fundada sobre el rebajamiento ajeno. Amor a la esclavitud, sentirse libre por ser esclavo de alguien, porque obedezco libremente a un dios y un estado, al capital, adoración a lo invisible y la fe en promesas irrealizables, la zanahoria puesta delante.
En definitiva, Bakunin desmonta el estado y el cristianismo, esto se resume en una conclusión bastante simplificada: Si existe el mundo, un dios no puede existir. Lo mismo podría valer para el estado, si este existe, no hay libertad. El manuscrito está incompleto, pero encontramos también unas breves notas sobre la ciencia:
La ciencia tiene por misión esclarecer la vida, no gobernarla. Por eso es siempre de temer el gobierno de los sabios, someterán a los humanos a sus experiencias científicas, la abstracción científica es su dios, arte y ciencia comparten abstracciones de la vida. La ciencia, cuando no está viciada por el doctrinarismo teológico, metafísico, político o jurídico, se sabe el verdadero fin de la historia, el único legítimo, es la humanización y la emancipación, es la libertad, la prosperidad real, la felicidad de cada individuo que vive en sociedad.
Es necesario pues poner a la ciencia en su sitio y no otorgarla poderes extraordinarios. Hasta el presente toda la historia humana no ha sido más que una inmolación perpetua y sangrienta de millones de pobres seres humanos a una abstracción despiadada: Dios, patria, Estado, honor nacional, derechos históricos, derechos jurídicos, libertad política, bien público. Pero si no necesitamos sacerdotes para acercarnos a la divinidad ¿será necesario dejarse gobernar por los científicos, una aristocracia intelectual? Resulta arrogante e insultante, un poder constituido por la ciencia.
BIBLIOGRAFIA
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Sobre la anarquía y otros temas. Vida y obra de filósofas, filósofos y pensadoras y pensadores anarquistas. (2024) Página web https://sobrelaanarquiayotrostemasvidayobradepensadoresy.wordpress.com/ Publicado 16 abril, 2024
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