domingo, 29 de mayo de 2016

Muchas civilizaciones extraterrestres existieron pero ahora están extintas, según un estudio



Un nuevo estudio quiere cambiar la forma en la que entendemos la posibilidad de la existencia de vida extraterrestre, instando a que no solo aceptemos que no estamos solos en el universo, sino que muchas otras civilizaciones llegaron a existir, solo que ya estarían extintas.

Esta teoría es propuesta a través de un estudio liderado por Adam Frank, profesor de física y astronomía en la Universidad de Rochester, en los Estados Unidos, junto a Woodruff Sullivan, parte del programa de astronomía y astrobiología de la Universidad de Washington. La idea se basa en la ecuación de Drake que maneja el SETI y otros organismos para la búsqueda extraterrestre, planteando otra forma de entender las variables necesarias para que una civilización tecnológica llegue a comunicarse con nosotros.

Y de hecho, la fórmula planteada por Frank y Sullivan es mucho más simple, al menos en teoría, al asegurar que debido a la edad del universo y la cantidad de tiempo que nuestra civilización ha formado parte de él lo más probable es que muchas civilizaciones existieron antes de nosotros, incluso en nuestra querida Vía Láctea.



Ecuaciones que describen las posibilidades de la vida extraterrestre. En la parte superior la de Drake, en la inferior la nueva y simplificada propuesta por este estudio (vía Universidad de Rochester).

Frank y Sullivan dicen que aunque sabemos aproximadamente cuántas estrellas existen (y que una quinta parte de estas estrellas cuentan con planetas, o exoplanetas, en zonas habitables) lo que no sabemos es cuántos de esos planetas podrían ya haber vivido su propia evolución de vida hasta el desarrollo de vida inteligente, y que a estas alturas ya se extinguieron.

Su fórmula asegura que la probabilidad de que seamos los humanos seamos la única forma de vida avanzada que ha existido en el universo es de “uno entre 10 cuatrillones”, la cual es una probabilidad realmente baja.

El universo tiene una edad de más de 13.000 millones de años, mientras nuestra civilización lleva apenas 10.000 años existiendo. ¿Acaso no es posible que muchas hayan venido antes que nosotros, en diferentes rincones de la galaxia? Bastante, y eso es lo que quiere demostrar esta teoría. [Universidad de Rochester vía Discovery News


¿Hay alguien ahí? Así estamos buscando vida en otros planetas

Es una de las preguntas más antiguas formuladas por el hombre: levantar la vista al cielo, a las estrellas, y preguntarse si estamos solos en el universo. Si somos únicos. La realidad: estamos más cerca que nunca de encontrar vida extraterrestre, y usamos técnicas muy variadas para ello. Son estas:

Una aguja en un pajar

Cuando buscamos vida extraterrestre, el principal aliciente para encontrarla se convierte al mismo tiempo en la mayor dificultad: el inmenso tamaño del universo. Que el universo (tal y como lo conocemos, en cualquier caso) sea tan grande multiplica por un lado las posibilidades de que en algún rincón del mismo, posiblemente e incluso más cerca de lo que pensamos, haya vida alienígena. Por otro lado, ese mismo tamaño se vuelve en nuestra contra cuando queremos examinarlo buscando otras formas de vida. Es demasiado grande.

No hace falta irse sin embargo demasiado lejos: en 1992 descubríamos el primer exoplaneta. Fue el primer planeta encontrado por el hombre que orbitaba en torno a una estrella que no es el Sol. En noviembre de 2013, un estudio de la NASA colocó la cifra de planetas existentes en nuestra galaxia, la vía Láctea, en 8.800 millones. En total, un 25% de estrellas en la Vía Láctea contarían con planetas similares la Tierra.

Y eso sólo “aquí al lado” hablando en términos espaciales, en nuestra propia Galaxia. Se estima que el número de galaxias en el universo observable es de cien mil millones (100.000.000.000, eso son 11 ceros, amigos). Son números que ayudan a entender, si bien mínimamente, el tamaño absurdo del universo y que en realidad, el hecho de existan otras formas de vida ahí fuera es es mucho, mucho más probable que improbable.

Una de las ecuaciones más famosas en la búsqueda de vida extraterrestre es la de Drake. Formulada en 1961 por el entonces presidente del SETI, Frank Drake, estima la cantidad de civilizaciones (formas de vida inteligente por tanto) presente en nuestra galaxia susceptibles de ser localizadas por sus emisiones de radio.


Cada una de esas letras, variables, representa diversos elementos que Drake consideró claves para el descubrimiento de vida extraterrestre. R describe el ritmo de formación de nuevas estrellas adecuadas en la galaxia. L el lapso en años en el que una civilización puede existir y las f describen particularidades como las fracciones de estrellas con planetas, fracciones de planetas con vida inteligente y las fracciones de vida inteligente que quieren comunicarse.

¿La realidad? Aunque se acepta su relevancia como una aproximación meramente teórica a la cuestión, no disponemos de los datos suficientes como para resolverla y las aproximaciones dan resultados que aportan desde cifras minúsculas hasta cientos de civilizaciones sólo en la Vía Láctea. Las estimaciones iniciales de Drake y su equipo en 1961 dieron como resultado 10 civilizaciones detectables en total.

Cómo estamos buscando
Telescopio de Arecibo (Wikimedia Commons)

Las tres maneras principales con las que estamos buscando vida inteligente en otros lugares del universo son:

-1 Localizando exoplanetas y sistemas planetarios en torno a estrellas: Explicado de manera rudimentaria, dirigimos el Hubble hacia la estrella en cuestión y examinamos el trémulo de luz que producen los planetas al pasar por delante de la misma.
-2 Poniendo el oído: Es la famosa búsqueda de señales extraterrestres que realizan estaciones como la de Arecibo. Es quizá la más compleja de todas y la más dificultosa. La búsqueda que justifica en sí misma la expresión de “una aguja en un pajar”. Desde que comenzásemos a buscar vida inteligente por estas vías a mediados del siglo XX hemos captado algunas señales que han hecho saltar varias alarmas, pero la mayoría de veces han acabado por ser falsos positivos e interferencias de la propia Tierra.
-3 Sondas espaciales: El ejemplo más famoso son los discos de oro queacompaña a las sondas Voyager. Son discos que incluyen informaron sobre nuestra posición dentro de la Vía Láctea, del Sistema Solar y de las características del cuerpo humano. También incluye una grabación de hora y media con saludos, música y sonidos de diferentes partes de la Tierra. Que sea el más famoso no quiere decir que sea el más efectivo y más bien el equivalente a lanzar un mensaje en una botella al cosmos intergaláctico, como bien definió Carl Sagan. Alcanzará la estrella más próxima dentro de 40.000 años. Por otro lado, misiones como Curiosity y su exploración de Marte son el otro tipo de sondas mediante las que estamos intentando encontrar algún día vida fuera de la Tierra, aunque esta no sea inteligente. Europa, una de la lunas de Saturno, es otro de los lugares donde se baraja que podría haber vida en el Sistema Solar y se está comenzando a explorar la posibilidad de enviar sondas a explorarla.

La tecnología que empleamos para buscar está variando y evolucionando constantemente. En 2013 comenzamos a utilizar infrarrojos por primera vez, por ejemplo, y el telescopio James Webb, que se pondrá en órbita finalmente en 2018 para sustituir al Hubble supondrá un salto gigantesco en la eficiencia de la búsqueda (y parte de los motivos por los que la NASA asegura que encontraremos vida extraterrestre en 20 o 30 años)
Imagen: NASA

¿Por qué no encontramos nada?


Si, como estamos viendo, las posibilidades de que haya vida extraterrestre son tan altas ¿Por qué no hemos encontrado todavía ninguna?

Aquí hay varios factores a tener en cuenta. Por un lado, no llevamos mucho tiempo haciéndolo, hablando en términos espaciales. De manera organizada y sistemática llevamos poco más de 50 años, insuficientes para explorar con detalle todo el espectro.

¿POR QUÉ NO HEMOS ENCONTRADO ALIENÍGENAS (AÚN)? ESTE VÍDEO TE LO EXPLICA

Luego está la cuestión tecnológica, la potencia en vatios que le hace falta a una civilización cercana para que esa señal llegue hasta la Tierra se mide en millones. Existe también la posibilidad, inquietante pero relativamente posible, de que simplemente seamos la primera civilización avanzada del universo. O del universo cercano. O del universo observable conocido. Una vez más, la inmensidad de cifras y dimensiones hacen que sea muy difícil determinar la causa exacta.

Y por último, cuando hablamos de vida extraterrestre tenemos que diferencia entre vida inteligente (en cuyo caso podrían ser más inteligentes o menos inteligentes que nosotros) y vida no inteligente. Esa vida no inteligente podría encontrarse, todavía, en sitios como Europa o incluso, quizá, Marte

No es el alien que esperas (probablemente)

Hablar de Aliens es hablar, casi irremediablemente, de la ciencia ficción. Del ser antropomorfo con ojos gigantescos, dedos largos y tez azulada. La realidad, siempre tan poco romántica, es que probablemente no se parezcan en nada a cualquier imagen con la que el hombre haya especulado.

La mayoría de esas imágenes, parte de la cultura popular, crean alienígenas en base a lo que ya conocemos, al primer modelo que encontramos en la naturaleza. Ese modelo somos, para bien o para mal, nosotros mismos. Algunos estudios, teniendo en cuenta ciertas características físicas del universo, aseguran que serían enormes. Otros, que no tendrían una forma definida.

Lo que sí parece estar claro que es el agua formaría una parte esencial en esas formas de vida, inteligentes o no, y que su estructura molecular estaría basada en el Carbono como la nuestra. Especular con todo cómo serán esos extraterrestres, y cómo será el momento en el que finalmente lo descubramos no tiene por el momento demasiado sentido.

El día que descubramos que no estamos solos

Será, probablemente, un día comparable al descubrimiento de América o al día que el ser humano puso por primera vez el pie en la luna. El día en que entendamos, por fin, que no estamos solos en el universo y que la vida, creacionismos aparte, es reducida hasta su más absurda esencia como poco más que una consecuencia química.

El día en el que aspectos como la religión, la existencia de un Dios creador o conceptos básicos de la filosofía se verán cuestionados. Hasta que ese momento llegue, seguimos buscando. Y cada vez lo hacemos mejor.

Fuente: http://es.gizmodo.com/muchas-civilizaciones-estraterrestres-existieron-pero-a-1774124842

domingo, 1 de mayo de 2016

¿Cuál era el verdadero aspecto de los dioses Anunnaki?

Las tablillas sumerias no hablan de estos dioses como criaturas etéricas, sino de seres biológicos de carne y hueso. Cuando uno oye la palabra «dioses», suele evocar imágenes en la mente de nebulosos espíritus celestes surgidos de las lindes de un plano indeterminado de la realidad. Pero esa no es la descripción que hacen los sumerios de estos seres…
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Según las ancestrales tablillas, los dioses convivían con el hombre, compartiendo sus vidas en las mismas ciudades. Eran seres físicos y palpables, que comían, dormían y fornicaban como nosotros. Y también morían. Incluso a veces, elegían algunos seres humanos para copular. Tanto mujeres como hombres se sentían muy halagados de poder tener el privilegio de acostarse con un dios o diosa. Ningún humano podía resistirse a sus encantos, y si lo hacían, significaba enfurecerles, lo cual se traducía en una muerte instantánea. Además, viajaban en vehículos aéreos propulsados, que emitían grandes resplandores, y estruendosos ruidos que hacían temblar las montañas.
Los Anunnaki eran una raza guerrera, arrogante y con unos instintos de conquista y poder insaciables. Sabemos por los grabados, que físicamente, en comparación con los hombres, eran muy altos, probablemente una altura superior a los 3 metros. Y también mucho más fuertes.
En los grabados sumerios, los Annunaki eran representados en forma humanoide, y aunque sus rasgos faciales quedaban parcialmente ocultos, en parte debido a sus barbas de lapislázuli, parecían tener un rostro humano.
Pero somos muchos quienes sospechamos que en relación a su aspecto real, hay algo que no encaja. Los Annunaki les prohibieron a los sumerios que en sus grabados y estatuas los reflejaran en su aspecto real. ¿A qué obedecía esta prohibición? Si eran tan humanos como nosotros, ¿qué clase de inconveniente hubieran tenido en dejarse reflejar tal como eran?
En casi todos los grabados y relieves donde están representados los Anunnaki, observamos 3 elementos muy recurrentes. En primer lugar, si observamos el relieve en la imagen que sucede a este párrafo, vemos a un dios que con su mano derecha sujeta una especie de piña. Para algunos investigadores, como el norteamericano David Wilcock, la piña venía a simbolizar la glándula pineal, ya que en ella, se encontrarían depositadas la mayor parte de habilidades psíquicas, como la videncia, la visión remota, o la telepatía. Según Wilcock, los Anunnaki sabían cómo estimular dicha glándula para extraer todo su potencial.
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Un segundo elemento común es el misterioso recipiente que sujetan, y que según Sitchin y otros autores, vendría a ser el bote donde depositaban la llamada «Agua de la Vida», algo así como un banco de genes utilitario que debían emplear en sus largos experimentos genéticos, no sólo sobre seres humanos, también en animales. Un tercer objeto recurrente es esa especie de pulsera en cada una de sus muñecas, y que si observamos de cerca, nos recuerda sospechosamente a un reloj.
‘Copyright’ reptiliano
En Babilonia denominaban a los Anunnaki con el término «SIR», que significa ‘Dragón’ o ‘Gran serpiente’. De hecho, el dios Enki pertenecía a una estirpe familiar llamada La Hermandad de la Serpiente, ya que su madre, la concubina Nannu era descendiente de esta sangre. El símbolo de Enki eran las dos serpientes enroscadas del caduceo, un símbolo asociado a nuestra actual medicina, pero que podría ocultar hasta 3 tipos de significados:
La naturaleza reptiliana de los Anunnaki: Una posibilidad cada vez más contemplada por investigadores de todo el mundo, en vista de que casi todas las culturas antiguas hablan de «Dioses Serpiente» u «Hombres Lagarto» bajados de las estrellas, a quienes se les atribuye la creación misma de nuestra especie.
Genética Reptil: Según esta interpretación, debido a que las dos serpientes enroscadas guardan una estrecha similitud con las dos hélices de la cadena del ADN humano, sería todo un sello distintivo, para indicamos que ellos nos crearon. El caduceo sería como un copyright que viene a recordamos quién es el «fabricante» de nuestra raza.
Sabiduría espiritual: ¿Es el caduceo un símbolo de la síntesis del conocimiento y la sabiduría espiritual? Tal como viene simbolizado por el hinduismo, la serpiente enroscada es la energía Kundalini que el hombre guarda latente en su chackra sacro, en espera de que ascienda hacia la iluminación, recorriendo todos los centros energéticos hasta alcanzar el séptimo y último chakra, el coronal, que estaría vinculado al Nirvana.
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Pero más allá de la simbología implícita en la serpiente, ¿existen mayores indicios de la naturaleza reptil de los Anunnaki?
La respuesta es afirmativa. Al norte de Irak, a los pies de las montañas Zagros, los arqueólogos encontraron el yacimiento de Jarmo. Allí estaban los vestigios de una comunidad proto-neolítica que desapareció hace 2000 años. Así como miles de estatuillas de dioses sumerios, entre ellas, varias representaciones de «Diosas Madre de la Fertilidad».
El problema es que aquellas figuras, aunque mostraban un cuerpo antropomorfo, sus cabezas y rostros no eran humanos, sino más bien zoomórficos. Tanto machos como hembras presentaban características de lagartos; ojos rasgados muy grandes, rostros alargados con hocicos afilados, rasgos de «lagartija», cráneos alargados en forma cónica, anchos hombros, y figura estilizada.
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Una de las figuras más desconcertantes es la de una hembra («Diosa Madre») que sostiene un bebé acurrucado contra su pecho, en pleno proceso de lactancia. Si observamos al bebé, veremos que su cabeza es de reptil y sus ojos son rasgados como su madre. Hasta aquí, uno puede pensar que la simbología de la serpentaria y el hallazgo de estas figuras son una mera coincidencia. El problema es que ya se han encontrado cráneos alargados que presentan un nivel de deformación que no corresponde con el ser humano, pero sí con las cabezas de aquellas estatuillas reptilianas…
Cabezas de cono
En el Museo Arqueológico de Lima (Perú), y en el Museo nacional de Ica, están expuestos una serie de extraños cráneos que no parecen pertenecer ni al hombre de Neandertal, ni al de Cromañón, ni al Homo erectus, pero mucho menos al Homo sapiens actual. Son cráneos de tipo dolicocéfalo, con cuencas oculares inusualmente grandes, y una mandíbula robusta con mentón saliente.
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Los detractores aseguran que estos cráneos son perfectamente humanos, y que estas deformaciones forman parte de rituales de ciertas culturas para parecerse a los dioses. Serían prácticas de deformación craneal que se remontan al antiguo Egipto. Para ese fin, utilizaban tablas de madera o cintas de cuero pegadas al cráneo desde el nacimiento. El niño sufría una compresión craneal constante que podía efectivamente deformar la frente, los laterales y la nuca. Lo que resulta imposible es modificar la capacidad craneal en centímetros cúbicos. Estas prácticas deformarían el hueso, pero no podrían aumentar su volumen. Y la prueba de ello, es que los cráneos encontrados que realizaban estas deformaciones, no tienen nada que ver con los cráneos anómalos del tipo coneheads.
El mayor tamaño de cráneo humano del que se tiene constancia, medía 1980 c.c. Pero algunos de estos cráneos anómalos alcanzaban un tamaño de unos 3200 c.c. Sin duda, una diferencia muy sustancial que desafía cualquier explicación convencional. Además, estos cráneos poseen un 15% más de ancho en sus órbitas oculares, y la perfecta simetría de sus lóbulos descartaría cualquier presión mecánica externa. La conclusión a la que se llega, es que no pertenecen a ningún ser humano. En cambio, guardan un gran parecido con las cabezas de los Anunnaki expuestas en las anteriores figuras.
Según el investigador suizo Nassim Haramein, experto en física, estos cráneos a los que denomina «Cabezas de cono», pertenecen a los antiguos Anunnaki y constituyen la prueba de que no eran humanos.
Para el escritor francés Antón Parks, autor de Las Crónicas del Girku, el siguiente sería el verdadero aspecto de un Anunnaki:
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¡Auténticos reptiloides de cráneo cónico y grandes ojos de un amarillo refulgente!
Historia prohibida
Muchos de nuestros lectores pueden pensar que el relato extraído de dichas tablillas no es más que un conjunto de mitologías. La arqueología «oficial» concibe a estos dioses como a seres incorpóreos surgidos de la fértil imaginación de nuestros ancestros. Pero entonces, surge la pregunta, si toda esta historia no es más que pura leyenda… ¿por qué entre el 10 y el 14 de Abril del 2003, en plena invasión de Irak, el ejército de los EE.UU saqueó el Museo Nacional de antigüedades de Bagdad? ¿Por qué el 80% de los 170.000 objetos de albergaba el museo fueron sustraídos y destruidos? Eran tablillas, tesoros, y estatuillas que nos hubieran revelado mayores detalles de la historia prohibida. Durante el saqueo, se produjo un incendio en la Biblioteca Nacional de Bagdad que destruyó archivos de incalculable valor histórico. Si son «solo leyendas», ¿qué ejército entraría en dicho Museo volando la entrada con un tanque para no dejar huellas de estos vestigios?
Por David Parcerisa. (Extraido con permiso del autor de su libro Los Anunnaki: Creadores de la Humanidad).

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